Cuando vi la película protagonizada por Julia Roberts, titulada Comer, Rezar, Amar, me dieron muchas ganas de ir a Roma, la primera ciudad a la cual viaja el personaje. En esta parte de la película, Elizabeth Gilbert -así se llamaba el personaje basado en una persona real- se la pasaba comiendo, comiendo y comiendo.
Es imposible que mi amor por Italia no esté relacionado con el comer. Fue una de las cosas que más disfruté durante mi visita al bel paese.
¿Cómo no comer en exceso en la Ciudad Eterna? Todo se come con ganas, hasta un plato de fideos simple que en casa rechazarías porque «no quiero comer otra vez fideos». En Roma la comida tiene otra forma de ser (¿la comida tiene Ser?), los mismos platos que en Argentina son habituales en nuestras mesas, tiene un gusto exquisito en Italia. Obviamente tiene que ver con la realización del plato. No es lo mismo comer un paquete de fideos marca «Pirulo» con una salsa hecha sin ganas que comer… unos deliciosos fideos frescos amasados con amor.
Y no hablo sólo de las comidas principales como almuerzo y cena. Tomar el desayuno era una exquisitez temprana que no me quería privar. Encontramos un lugar a dos cuadras del departamento que estábamos alquilando, en la zona del Vaticano, llamado Forno Feliziani (Via Candia 61/63). Tal vez el local no diga mucho por fuera, pero ese capuchino suave y espumoso, junto con esas delicadas facturas (cornetti), hacían el desayuno más rico que podíamos tener.
Otra cosa que nos hacía muy felices era comprar en el supermercado y cocinar en nuestro departamento (alquilado, por supuesto). Los productos de excelente calidad, sumados al amor de la comida casera, nos llenaba el alma de alegría. ¿No es hermoso comer? Con un euro comprábamos un paquete de fideos, con dos o tres una buena salsa y unos centavos para unos panes, otros pocos euros para el queso rallado y… voilà! un plato delicioso y calentito para superar los últimos fríos de la temporada.

Por último, quería hablar de la pizza. En Argentina, la pizza es algo así como un símbolo nacional gastronómico después del asado, las empanadas, el locro y todo eso. Por supuesto que nuestro amor por la pizza fue heredado, como muchas otras comidas italianas (como las pastas) o españolas. Sin embargo, la pizza argentina varía considerablemente de la italiana. ¿En qué? La pizza argentina suele ser gruesita, pesada, de esas que te llenan en dos porciones (a menos que sea a la piedra, pero como mucho te llena con tres o cuatro), tiene aceitunas y miles de agregados que la hacen más sabrosa pero también más densa. En cambio, la pizza italiana es finita (muy finita), sin aceitunas, con mucha salsa de tomate y no tanta mozzarella como la nuestra. Pero la característica que diferencia sustancialmente a la pizza italiana de la argentina es que la gente se come una por persona (en la película mostraban cómo cada persona se comía una pizza). No hablo de porciones, hablo de pizzas enteras. ¿Una locura, no?

Cuando intenté comerme una pizza entera, no pude. Me parecía mucho. Pero después me acostumbré a la idea. Si son tan finas las pizzas… y no son aceitosas, como las que hacen en las pizzerías porteñas.
Pero, ¿y la parte de amar? Bueno, no me fui a Bali como lo hace la protagonista de la película. Aunque siempre es un buen lugar para amar con el hombre indicado al lado. ¡Y que te acompañe en una rica comida, por supuesto!
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¿vieron qué loco? ¡la comida del super es rica! yo también me morfé la vida. un plato de pastas es milagroso 🙂 Miro los capucinos y las cosas ricas y me da nostalgia de aromas italianos 🙂
que lindo lo que escribiste amiga! ese libro es mi preferido! me siento totalmente identificada con la escritora.me parece que me voy a tener que ir a bali! jajaja besos!
Gracias por pasarte, maga! sí, la verdad que la comida es deliciosa. no creo que pruebe mejores capuchinos por mucho tiempo! besotes!
Ay amiga, gracias por comentar! dale, andate a Bali así encontrás el amor de tu vida! síi! jaja. besotes! te quiero!
Ah yo lo de Bali te lo debo, pero con el capuchino y una sfogliatella o pastichoti me conformo :). Bella descripcion de lo lindo que es comer cuando es una comida casera o hecha con amor. Besos
y también extrañé la comida de mi mamá jaja 😉
Es verdad lo de la comida en Italia!!, hasta la verdura del supermercado es rica 🙂 (no me quiero imaginar lo que debe ser un restaurante cinco tenedores!!)
Jajaja Italia es un país para engordar!
Abrazo, Fer!