Nadie nos garantiza que el viaje que estuvimos organizando por los últimos meses no se vaya a cancelar (si no, lean este post). A veces, las situaciones de fuerza mayor nos obligan a hacer un stop. Cuando los planes salen mal, como en el caso de que estalle una pandemia de coronavirus a nivel mundial (¿les suena?), hay que actuar con calma, tal vez luego de entrar en pánico y llorar, como le pasó a una amiga 🙁
Tal y como está la situación del turismo internacional, el futuro de los viajes es incierto. Muchos de nosotros no vimos venir los efectos de esta pandemia y creíamos, hasta hace poco, que viajar era algo seguro e indiscutido, pero ya vemos que los planes pueden salir mal. Llegó la hora de dejar de planificar viajes.
Creo que, luego de que la pandemia de coronavirus pase, nos veremos un poco temerosos a organizar nuevos viajes porque viajar, ahora mismo, implica un riesgo, no sólo sanitario sino también económico. Volveremos a viajar, seguro, pero es probable que lo hagamos de a poco.
Para prevenir los problemas que traen las cancelaciones de viajes (dolores de cabeza para cancelar o reprogramar vuelos, solicitar reembolsos por reservas de alojamiento, etc), les dejo algunas recomendaciones para cuando los planes salen mal y hay que cancelar o postergar un viaje:
- Reservar alojamientos «cancelables»: muchas webs de reservas de hoteles o sitios de alquileres temporales como Airbnb tienen distintas políticas de cancelación. Si bien las opciones «cancelables» o de pago en destino suelen ser más caras, al menos nos quedamos tranquilos ya que podremos anular las reservas sin problemas, sea por el motivo que sea (también puede ser por un problema personal, no necesariamente por un impedimento sanitario). Yo suelo usar la opción de Booking «sin pago por adelantado» desde hace mucho tiempo.
- Elegir tarifas de transporte flexibles: al igual que con el alojamiento, las aerolíneas y otras empresas de transporte nos brindan distintas opciones de cancelación. Algunas permiten cancelar sin costo adicional o reprogramar el viaje, otras retienen un porcentaje menor, otras un porcentaje mayor. Ante el escenario actual, aunque cueste más, es recomendable elegir una tarifa flexible o fácilmente modificable, aunque sea con una penalidad de costo menor.
- Planificar a corto plazo: sé que a muchos les gusta planificar sus vacaciones con muchos meses de antelación, incluso un año antes. No obstante, dado el contexto actual, parece ser mejor idea planear viajes a más corto plazo, tal vez con dos o tres meses de anticipación, como mucho. A los fanáticos de la organización les puede parecer alocado, pero vivimos momentos en que la situación puede cambiar a cada minuto, por lo que planificar para dentro de tres meses ya parece muy arriesgado.
- Alquilar auto con tarifa cancelable: al igual que como se haría con el alojamiento o un vuelo, es recomendable elegir tarifas cancelables si van a alquilar un auto.
- Adquirir un seguro de viaje: siempre pero siempre hay que tener seguro de viaje, no sólo en caso de pandemias. Los seguros pueden cambiar sus condiciones en estos tiempos, por lo que hay que leer la letra chica y verificar lo que ofrecen. Espero que, luego de todo lo que está sucediendo, quede claro que viajar sin seguro es una locura.
- Comprar gift cards: Si tenés miedo por la volatilidad de la moneda o querés ir adelantando gastos, podés comprar gift cards o adquirir vouchers en tiendas online como Amazon para usar en un futuro. Airbnb, por ejemplo, está ofreciendo este tipo de tarjetas de regalo para usar más adelante.
- Hacer viajes más cercanos y más cortos: ya habíamos visto que esta tendencia hacia las «staycations» o vacaciones locales ya se venían fuertes a comienzo del 2020. Lo que ahora se ve venir son viajes más cercanos (dentro de la provincia, a ciudades cercanas o dentro del país, como mucho) y por períodos menores, tal vez findes largos o tres o cuatro días. El riesgo de viajar a lugares lejanos implica el riesgo de una posible repatriación, en caso de cerrarse las fronteras del país, como sucede ahora.