El Museo Egipcio de El Cairo

Museo Egipcio

Siguiendo con la misma ciudad de la cual hablé el post pasado, les voy a contar mi experiencia en este famoso museo. ¿Digo famoso? ¿Por qué? Primero, déjenme decirles que las grandes maravillas del Antiguo Egipto suelen encontrarse en lujosos y renombrados museos extranjeros. Si esto no los decepciona, los invito a leer un poco más.

Para comenzar, algunos datos duros: este museo custodia la mayor colección de objetos del Antiguo Egipto, con más de 136.000 objetos de los distintos imperios egipcios. Se ubica en el centro de El Cairo moderno (en la Plaza Tahrir, de la cual hablé en el post anterior). Fue diseñado por el arquitecto francés Marcel Dourgnon en 1900 e inaugurado en 1902.

¿Qué vamos a encontrar en este museo? Tal vez esperen encontrar maravillosas piezas egipcias de diversos faraones que reinaron esta tierra. No obstante, la gran atracción del museo solamente está compuesta por algunas momias faraónicas y por el Tesoro de Tutankamón (no es lo único que hay allí pero sí lo más destacado)Es probable que se imaginen que este señor fue un gran faraón, ¿no? Pues se equivocan de nuevo.

Lo que hoy creemos conocer de Tutankamón no se debe a los acontecimientos de su reinado, que fue breve e intrascendente en comparación con Tutmosis III o Ramsés II (se cree que murió a los 18 o 19 años). Se debe, en realidad, al tardío descubrimiento de su tumba, que fue encontrada totalmente completa y bien conservada (no es que no la hayan saqueado en su momento sino que el contenido fue devuelto a su lugar y la tumba sellada hasta su descubrimiento). En 1922, el famoso arquólogo Howard Carter encontró la tumba en el Valle de los Reyes, en una expedición financiada por el aristócrata inglés Lord Carnarvor, quien se reconocía como un egiptólogo aficionado.

Organización interior

El museo es un edificio de dos plantas, rodeado por un pequeño jardín decorado con epígrafes y esculturas antiguas.

La planta baja está enteramente dedicada a la escultura, los bajorrelieves y a los sarcófagos. También hay numerosos papiros y monedas. Se va recorriendo cronológicamente desde los objetos del Imperio Antiguo, pasando por el Medio y llegando al Imperio Nuevo.

En el piso superior se encuentra el cortejo fúnebre de Tutankamón y la exposición continúa siguiendo un orden cronológico con objetos de las últimas dinastías, entre ellos los de las dinastías XXI y XXII de Tanis, incluida la máscara de oro del faraón Psusennes I. La colección acaba con la muestra de varias piezas del periodo romano, como un mosaico con la cabeza de Medusa.

museo egipcio
Foto (propia) de la fachada del Museo Egipcio

La sensación que tuve al recorrer el museo -y ya estaba preparada de antemano por lo que había leído- fue que todo estaba acomodado «sin esmero». Había rótulos de piezas que no se llegaban a leer porque estaban borroneados por el paso del tiempo; algunos estaban en árabe, inglés y francés pero otros estaban sólo en árabe o tal vez en inglés. Descripciones por la mitad, letras demasiado chicas, objetos acomodados de tal forma que era imposible descifrar de qué se trataban.

¿Y qué decir de la luz? Entiendo que un museo con piezas tan antiquísimas debe mantener cierto nivel de luminosidad para no arruinarlas, pero por momentos me sentí casi a oscuras, tratando de captar algo de luz solar que se filtraba por alguna ventana que no estaba tapada (las otras estaban cubiertas con papel o con pintura).

museo egipcio 2
Pequeño obelisco con jeroglíficos

El tesoro de Tutankamón

Ya comenzaba a decepcionarme con este museo, como cualquiera podría estarlo, hasta que vi el famoso ajuar fúnebre del que tanto había oído hablar.

Creo que estuve muchos minutos contemplando como una estúpida la máscara del faraón Tutankamón. Si supieran… el oro brillante, las piedras preciosas… ¡Qué majestuosidad! ¡Qué suntuosidad! Me quedé embobada, sin poder quitarle los ojos de encima. Y me decía a mí misma: ¿Cuántas veces habré visto esta máscara en un documental de Discovery Channel o History Channel? No lo podía creer. Es tan pero tan hermosa que hace que la visita al museo valga la pena.

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La famosa máscara de Tutankamón (la foto es de Wikipedia porque te retienen la cámara al entrar y no puede sacar ninguna)

La cámara de las momias reales

La otra gran estrella del museo es esta sala que alberga a una decena de momias de grandes reyes egipcios. Por otras 100 LE -se puede comprar la entrada en la puerta de acceso en el primer piso- pude acceder a esta cámara donde yacen los restos momificados de faraones como Seti I y su hijo Ramsés II, la de Tutmosis II, la momia de la gran reina Hatshepsut y la de Meritamon (esposa de Amenofis I), entre otros. En definitiva, la mayoría son faraones del Imperio Nuevo.

En esta sala hay que guardar silencio, según lo indica un cartel, y la luz tenue intenta afectar lo menos posible la conservación de las momias.

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Precio de entrada: 60 LE (aproximadamente 8,50 USD) + 100 LE extras para la cámara de las momias (14,25 USD)

Horario: todos los días de 9:00 a 18:45

Dirección: Midan El Tahrir (Plaza Tahrir)

Foto de portada: Wikimedia

Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.

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1 comentario

  1. muy bonito el museo. yo tuve una sensación parecida porque allí está todo como amontonado. como si pareciera un almacén. lo que menos me gustó la sala de la máscara de Tutankhamon porque abía mucha gente!

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