El Old Quarter de Hanoi

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Llegar a Hanoi es como hacer un paréntesis al mundo moderno y trasladarte al Vietnam de hace centenas de años, pero aún así permaneciendo en el Siglo XXI. Hanoi es un acertijo, una de las capitales más vibrantes del Sudeste Asiático.

En esta ciudad lo nuevo convive con lo viejo y, si es tu primera vez en Vietnam, vas a sentir una inesperada bocanada de aire rojo… un empacho de propaganda comunista y vestigios de guerra tras guerra. Me pregunto si la historia del país realmente está plagada de belicismo o si sólo es la parte que eligen contar. El pasado siempre está en el presente de Hanoi a través de su gente, de sus paredes, de sus museos y los cañones que allí se albergan. La guerra parece nunca haber terminado en la memoria de su pueblo y siempre, en algún rincón de su capital, hay un souvenir de aquellas épocas tristes.

Y justamente en su barrio «antiguo», más tradicional y también turístico, se encuentra esa mezcla que invita al amor o al odio por igual: templos antiquísimos, el zumbido interminable de las motos, pastelerías que ofrecen postres franceses y luces de neón que anuncian los festejos por el aniversario de una batalla. El Old Quarter no te deja indiferente.

Old Quarter Hanoi cruce de calles
¿Cuál es cuál?

La mayoría de los hoteles se encuentran en esta zona de Hanoi, desde lo más baratos hasta los no tan baratos, sobre todo en las cercanías del lago Hoan Kiem (Lago de la Espada Restaurada). Es en las inmediaciones del lago donde se vive con intensidad la vida turística de la ciudad. Es un hermoso lugar para hacer fotos, para ver a la gente disfrutar de sus clases de baile sin profesor (nunca vi cosa más rara), para descansar cuando el calor no da tregua o para observar el fluir de sus habitantes.

Una vez en el lago podemos visitar el templo Ngoc Son, ubicado sobre un islote, al cual se ingresa a través del famoso puente rojo Huc (Puente del Sol Naciente). El nombre se podría traducir como «El Templo de la Montaña de Jade» y fue construido para honrar el Confucianismo y el Taoismo.

Por otra parte, también hay un pequeño islote con un templo en el medio del lago que se llama Thap Rua (Islote de la Tortuga), ya que allí vive una especie de tortugas que está en vías de extinción. Pero además de eso, existe una leyenda que incluye espadas y tortugas mágicas.

Old Quarter Hanoi lago hoan kiem
Lago Hoan Kiem en un día nublado

Cuenta la leyenda que un pescador llamado Le Loi pescó una espada de mágico poder. Gracias a ella se convirtió en un bravo guerrero y por su valentía fue nombrado Rey. Logró derrotar a la dinastía Ming luego de diez años de guerra gracias a la espada. Hasta que un día, mientras navegaba por las aguas del lago, vio emerger una enorme tortuga dorada acercandose al barco real. Como Le Loi se sintió amenazado, lanzó al agua la espada y la tortuga se la llevó hasta el fondo del lago. El rey creyó que los dioses se habían enfadado y que había mandado a la tortuga a reclamar la espada. Desde entonces se veneran en ese lago a las tortugas.

Hanoi tiene en este barrio ese je ne sais quoi (no sé qué) que me volvió loca. Es como estar en Francia pero ver a tu alrededor y pensar «no, no puede ser». Los franceses dejaron atrás mucho más que una colonia, pues se ven a cada paso los restos de su presencia. Desde la comida hasta la arquitectura, su presencia aún puede sentirse. Los franceses colonialistas nunca dejaron Hanoi de verdad. Sus descendientes vuelven cada año para maravillarse con aquél lugar donde padres y abuelos veraneaban, o tal vez a sus antepasados les tocó en suerte pasar una larga temporada en Indochina. Adieu Indochine, je ne retournerai pas mais je serai toujours ici (Adiós Indochina, nunca volveré pero estaré siempre aquí).

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Calle del Old Quarter

En cualquier calle te encontrarás con los conductores de cyclo, esos tuk-tuks «al revés», que constan de una bicicleta con un carrito adelante para uno o dos pasajeros. A diferencia de sus similares en Tailandia o Camboya, los conductores de cyclo realizan un esfuerzo descomunal para llevar a sus pasajeros con el empuje de sus propios cuerpos. Estos señores persiguen a cual occidental vean al canto de «do you want a ride, lady/sir?«. Es entendible, la insistencia les asegura el sustento.

Cuando cae el sol, luego de un día de caminar sin descanso, te podés sumar a los «locales» con una Bia Hoi bien fría en los improvisados bares callejeros del Old Quarter. La gente comparte el fin de su jornada junto a colegas, amigos y familiares viendo la vida pasar sentados en banquitos de plástico dignos de un jardín de infantes, a juzgar por su tamaño. Comer y beber en Hanoi es barato, aún cuando los dueños de los bares y negocios te cobren más por «portación de occidentalismo». Y la cerveza vietnamita es una de las más baratas del mundo, así que hay que aprovechar.

Old quarter hanoi islote de la tortuga
Lago Hoan Kiem y el islote de la Tortuga a lo lejos

En las calles del viejo barrio se respira anarquía y descontrol. Cruzar la calle se asemeja a una odisea digna de Ulises. Motos que van, motos que vienen. Ser peaton en el Old Quarter es un gran desafío pero con paciencia se puede descubrir el arte. Volver a tu ciudad natal con el sentido de riesgo que tiene un vietnamita es una experiencia que vale la pena. Eso sí, alejate de las calles por unos días, hasta que vuelvas a comprender que los autos no te van a esquivar como en Hanoi.

No quiero olvidar que el Old Quarter es un barrio comercial por excelencia. Si tenes paciencia podés hacerte de ropa a medida, comprar telas, conseguir la versión del iPad vietnamita, entre otras cosas. Dicen que el barrio está compuesto por 36 calles temáticas, incluso hay una de lápidas hechas a mano (lo he visto con mis propios ojos). Aunque no he contado la cantidad de calles.

Si estás en la zona no te podés perder el show de las marionetas de agua para aprender un poco de la cultura milenaria del país hoy llamado Vietnam. El teatro Than Long está muy cerca del lago Hoan Kiem y la experiencia puede ser tanto educativa como entretenida pues a través de la representación de las marionetas se relatan historias que han estado en la cultura oral del pueblo vietnamita durante siglos. El despliegue en escena es fascinante. No hace falta saber vietnamita para disfrutar el espectáculo. Podés ver un poco de qué se trata en este video que hice con mi Canoncita 🙂

Si extrañas Occidente podés pasar por la Catedral de San José, una cuasi-réplica de Notre-Dame de París en el corazón de Hanoi. Arquitectura neoclásica y Edad Media europea en un solo lugar. Solamente abre los domingos para la misa (se entiende que los católicos no abundan en Vietnam), aunque tomar algunas fotos de su fachada puede ser entretenido. Sin dudas, uno de los sitios más pintorescos de la zona.

Catedral de San José Hanoi
Catedral de San José

Y vos, ¿ya viajaste a Hanoi? ¿Qué lugares podés recomendar del Old Quarter?

Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.

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