Bélgica es un país conocido por varias delicias, entre ellas el chocolate, los gofres, las papas fritas y, cómo no, la famosa cerveza belga. Acompañame en mi recorrido gastronómico por este pequeño territorio europeo.
Empecemos con algo que a mí me recuerda a Bélgica más que los Pitufos: el chocolate. No te podés ir del país sin probar su delicioso chocolate. Una de las marcas más famosas de esta delicia es Godiva, que tiene varios locales en todo Bruselas y que también se puede conseguir en otras partes del mundo. La empresa tiene casi 100 años, ya que abrió en su locación de la Grand Place en 1926.
Otra de las casas chocolateras es Neuhaus, que también está presente en toda la capital belga. Es la chocolatería inventora del praliné. Su primer local abrió en Bruselas en 1857 y todavía se puede visitar. Está en la galería Saint-Hubert.

Siguiendo con las delicias dulces, pasemos a los gofres. Algunos les dicen «waffles» pero en español es correcto decir gofres (en francés se dice «gaufres» y se pronuncia parecido al español). Ya había probado los waffles como los hacen en Estados Unidos pero nunca me gustaron… Pero tengo que admitir que los gofres belgas están a otro nivel totalmente distinto.
Probamos los gofres en un local cerca del Manneken Pis. Por esa zona está lleno de negocios que venden estas delicias y también helados. Yo probé uno simple con crema arriba pero hay con todo lo que te imagines, desde frutas hasta todo tipo de golosinas. Eso sí, son una bomba de azúcar.
También se pueden conseguir un tipo de gofres rellenos de caramelo llamados stroopwafel.

Por otra parte, la «biscuiterie» Jules Destrooper vende unos gofres de manteca y otras hermosas delicias como las galletitas de manteca o «galette au beurre» que son riquísimas y vienen en unas latitas de metal muy mononas. Además, venden los famosos spéculoos y la crema de spéculoos (no se pueden perder esto). Tiene una tienda online (en inglés) y un centro de visitantes en Bruselas (info acá).

Ahora sí, pasemos al universo de la comida salada. Dije que las papas fritas belgas son famosas a nivel mundial. ¿Por qué es esto? Por empezar, se disputan la invención de este plato con los franceses (qué raro los franceses peleando por algo con otro país). Los belgas dicen que las inventaron a fines del siglo XVII. Lo cierto es que, sean de donde sean, en Bélgica son muy populares.
Por otra parte, las papas se cortan bastante gruesas y se fríen dos veces. Al estar más tiempo en aceite, son más crujientes por fuera y blanditas por dentro. Les llaman «frites» y las venden en las «friteries». Eso sí, no son muy elegantes para comer porque las venden en esos conos de papel que suelen usar en algunos lugares de Argentina también.

Por último, toca hablar de la cerveza belga. No soy experta en el tema pero pudimos probar cerveza una vez mientras comíamos una pizza durante un almuerzo en Bruselas. La diferencia con otras cervezas es que la mayoría utiliza cebada, malta, lúpulo, trigo y levadura, pero en las de origen belga son realizadas con otros ingredientes distintos como frutas, verduras, hierbas y azúcares.
La famosa Stella Artois es belga. También lo son las marcas Duvel, Petrus, Gouden Carolus, Chimay, Hoegaarden, Brugs Tarwebier, entre otras. Hay más de mil tipos de cervezas belgas, así que probarlas todas en un mismo viaje es imposible… o no.

En resumen, Bélgica es un buen país para hacer turismo gastronómico. Seguramente vas a encontrar algo que te guste, ya sea para comer o para tomar.