Todos tenemos una lista de deseos (una bucket list, si prefieren) que se va armando más o menos aleatoriamente a lo largo de nuestras vidas. La mía es algo extensa y nunca me puse a escribirla, pero una de las cosas que siempre quise hacer fue conocer Angkor Wat.

No me pregunten por qué, no había una razón aparente. Desde la primera vez que vi ese templo en un video, no pude parar de pensar que tenía que conocerlo. Fue así que este año cumplí mi deseo tan anhelado.

En primer lugar, vale aclarar que los templos de Angkor son muchos y que su principal estrella, Angkor Wat, es sólo uno de ellos. El más conocido y que se encuentra en la bandera de Camboya, sí. Es un orgullo para el país. Aunque los otros templos son dignos de conocer también.

Boletería de los templos de Angkor
Boletería de los templos de Angkor

Para situanos un poco en el espacio, voy a explicar cómo llegar a los templos. La ciudad cercana a los mismos se llama Siem Reap, que es la segunda en importancia del país (supongo que por estar cerca de tales bellezas arqueológicas). La capital, Phnom Penh, se encuentra a más de trecientos kilómetros de la pequeña ciudad subsidiaria de Angkor, por lo que no es buena idea partir de allí para visitar los templos. Hay que hospedarse en Siem Reap al menos una noche para poder recorrerlos desde temprano, cuando el calor no es tan terrible.

Pero hoy me voy a centrar en Angkor Wat (habrá una segunda parte para el resto los templos visitados), no porque sea el único que valga la pena conocer sino porque es el más recorrido por los visitantes.

Apsaras en Angkor Wat
Apsaras en Angkor Wat

Por si no lo conocen, Angkor Wat es el templo más grande de este complejo y el mejor conservado. Está considerado la estructura religiosa más grande del mundo y es una de las joyas arqueológicas del Sudeste Asiático. Se encuentra a casi seis kilómetros al norte de Siem Reap y se llega rápidamente en tuk-tuk, taxi o minibus (las opciones más usadas por los turistas), aunque también se puede acceder en bicicleta (una opción más saludable y sustentable pero no muy recomendada si hace 40 ° C).

Angkor es una ciudad religiosa que fue otrora la capital del imperio jemer y es Patrimonio de la Humanidad desde 1992. Su extensión es de 200 km² pero dicen que podría ser más grande aún. Se construyó en el siglo XII d. C. y fue el centro político-religioso del imperio. 

En un primer momento estuvo dedicado al dios hindu Vishnu, desde el punto de vista arquitectónico (es un templo-monte, representando al Monte Meru, morada de los dioses), aunque se nota la influencia de otros estilos de épocas posteriores, sobre todo en las galerías. Tiene tres recintos rectangulares concéntricos, como si estuvieran uno dentro del otro, rodeados por un lago de más de tres kilómetros de longitud. En el recinto interior se levantan cinco torres en forma de loto, de las cuales una (la central) corresponde al santuario.

Rezando en Angkor Wat
Rezando en Angkor Wat

Para poder entrar al santuario hay que vestir decentemente (nada de mostrar rodillas u hombros). Al resto del recinto se puede acceder sin problemas con cualquier tipo de vestimenta (siempre hay que ser respetuoso). Yo estaba muerta de calor y me fui en short y musculosa, pero al querer subir al santuario me invitaron a que me vista apropiadamente y me fui a comprar una remera de mangas y una pollera que me cubriera las rodillas. Al menos tengo souvenires de Angkor 😉

Cuando llegamos a los pies de este enorme templo, nos sentimos muy pequeños. ¡Cuán insignificante puede ser el hombre ante tanta majestuosidad! Por mucho tiempo sentí que debía conocer ese lugar y cuando estaba poniendo un pie por primera vez sobre su sueño, no lo podía creer. Es imposible no alucinar con Angkor Wat. Sobre todo con sus más de tres mil ninfas celestiales (apsaras) grabadas en los muros.

Angkor Wat visto de lejos
Angkor Wat visto de lejos

Si no tenés tu entrada tenés que pasar por la boletería, que se encuentra a mitad de camino en la ruta que te lleva a Angkor. Podés comprar un pase por un día a USD 20, por tres días a USD 40 o por una semana a USD 60. Alquilar un tuk-tuk por el día cuesta alrededor de USD 15 y un taxi, el doble. Nosotros fuimos en tuk-tuk y no nos podemos quejar 🙂

Muchos recomiendan ir a ver el amanecer a Angkor Wat. Nosotros no lo hicimos, ya que era el final del viaje por estas tierras y veníamos agotados. Pero sí nos levantamos temprano, tipo 8 am, y salimos hacia la aventura de cumplir mi gran sueño. De todas formas, si querés ir al amanecer, te recomendaría que lo hagas desde otro lugar. Algunas personas me dijeron que el templo Bayón es un lindo lugar para ver la salida del sol. En todo caso, si querés ver el sol sobre Angkor Wat, tal vez sea mejor hacerlo al atardecer. 

Debido a que es una de las mayores atracciones del país, debes hacerte a la idea de algo: Angkor Wat está repleto de gente siempre. Pero siempre, eh. Algunas personas se acercan al templo al amanecer y luego se van a sus hoteles a descansar para volver más tarde. Así que si arrancas temprano y aguantas el trajín, es recomendable no volver al hotel y disfrutar del «recreo» de turistas por un rato. Eso sí, vuelven a media mañana o al mediodía.

Interior de Angkor Wat
Interior de Angkor Wat

Como otros lugares arrasados por el turismo de masas, Angkor Wat sufre del acecho de vendedores ambulantes, personas que mendigan o conductores de tuk-tuk que te persiguen. Si venís en un tour por el Sudeste, esto no te va a sorprender. Sin embargo, lo que te rompe el corazón es la mirada de los nenitos que aprenden a hablar en inglés antes que a sumar para venderte algo, con sus vocecitas desgarradoras, sus ojos tristes y sus infancias robadas. No pretendo hacer ninguna evaluación moral sobre el trabajo infantil o la miseria, sólo quiero advertirles para que estén preparados. Camboya es un país pobre y su gente es humilde; es un país con una historia poco feliz. Sin embargo, creo que hacen lo posible para salir adelante sin hacer mal a nadie. Los niños que venden chucherías en Angkor Wat son una cara de esa moneda. 

Para terminar, les comparto este video de los templos que grabé y edité yo sola 🙂

Si querés leer más sobre los templos de Angkor, ¡no te pierdas la segunda parte!

Nair Felis Rodriguez

Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.
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