Fuimos varias veces a Europa y volamos con varias líneas aéreas del continente. Sin embargo, yo nunca había tenido la posibilidad de volar con Ryanair, así que el vuelo Budapest-Edimburgo que hicimos con la famosa aerolínea low cost europea fue mi primera experiencia con esa empresa.
No había viajado con Ryanair antes por falta de oportunidad, no por prejuicio. Simplemente, no se dio. Pero en el último viaje que hicimos a Europa, para ir de Budapest a Edimburgo, sólo había vuelos directos con esta aerolínea low cost.
Tenía intenciones de hacer una de vuelo típica, como la que hice con el vuelo de Buenos Aires a Madrid o del vuelo a Berlín con TAP Portugal, pero no pude grabar suficiente material para hacerlo. Una de las razones fue la falta de comodidad para poder desplazarme en el asiento y en el avión. Otra razón fue el cansancio físico.
Antes de contarles qué me pareció la aerolínea, me parece justo explicarles cuál era mi idea de un vuelo de Ryanair. Esperaba un vuelo súper incómodo, con azafatas corriendo por el avión vendiendo raspaditas y con los compartimentos del avión llenos de publicidad. Al menos, eso era lo que había visto en internet o me habían contado algunas personas.
Obviamente, sabía que no me iban a dar ni un vaso de agua si no lo pagaba, como en todas las aerolíneas low cost. También sabía que cobraban por todo lo «extra»: equipaje despachado, prioridad de embarque, llevar equipaje de mano a bordo.
Ahora sí, les voy a contar mi experiencia. Sinceramente, fue mejor de lo que esperaba. No es que tenía las expectativas muy altas. Esperaba un vuelo mucho más incómodo de lo que fue en realidad. Si bien los asientos eran angostos y no se reclinaban, no estuvo tan mal.
Sin embargo, esa incomodidad para moverme, si bien no estuvo tan mal, se hacía muy evidente al estar en un asiento del medio entre dos personas desconocidas. Sí, algo que no me gustó de Ryanair es que te sientan separado de las personas con las que viajas para que pagues por cambiar el asiento. Ambas personas sentadas a mi lado también estaban separadas de sus familias, que estaban a muchas filas de distancia. Hacen lo mismo con menores de edad y con adultos.
Afortunadamente, nosotros no tenemos demasiadas exigencias a la hora de volar. No obstante, como era el cumpleaños de Sebastián, hubiese estado bueno sentarnos juntos. No pagamos para cambiar el asiento porque ya habíamos tenido que pagar por las valijas despachadas, por la prioridad de embarque y para subir al avión con nuestro equipaje de mano. Y, como dije antes, estábamos bastante lejos. Él, en la fila 9 y yo, en la 20. Eso hizo que subiéramos separados también, él por la entrada delantera y yo por la de atrás. Pero era un video relativamente corto (casi 3 horas), así que no fue tan tremendo.

Con respecto al personal, no tengo ninguna queja. La chica del check-in fue muy amable, incluso hablando español. Pasó lo mismo con la tripulación. Esperaba malos tratos, aunque eso no sucedió, por suerte.
El avión estaba en buenas condiciones y limpio, a simple vista. No había tanta contaminación visual como anticipaba. Tampoco fue un vuelo escandaloso, no hacían anuncios a los gritos para vender cosas. Fue un trayecto tranquilo, tanto que me pasé todo el vuelo leyendo.
Algo que me resultó un poco molesto en el momento fue la demora de casi una hora con la que terminó saliendo el vuelo. Primero lo retrasaron 15 minutos, luego otro poco y otro poco. Pero después me fijé que, en los días anteriores, el vuelo también había salido demorado. No sé si esto era culpa de Ryanair o del aeropuerto de Budapest. Igualmente, una demora de una hora no me parece algo imperdonable para una aerolínea, en mi opinión. Los vuelos se demoran todo el tiempo en todas las aerolíneas y todos los aeropuertos del mundo.
Más allá de la demora, el embarque fue ordenado e igual fue el desembarque. Al salir de Migraciones en Edimburgo, nuestras valijas estaban en la cinta de equipaje esperando por nosotros.
Les dejo algunas recomendaciones que me parecen importantes si quieren volar con Ryanair:
- Si es posible, llevar solamente equipaje de mano para evitar el costo de despachar una valija (no es obligatorio).
- Llevar impresa la tarjeta de embarque o en la app, ya que te cobran por hacerte el check-in o imprimirte la tarjeta de embarque. Y son como 50 euros o algo así.
- Pueden llevar algo de tomar y algo de comer. Si tienen una botella reutilizable, pueden llenarla con agua antes de subir al avión (no la pasen llena por seguridad).
- Si querés viajar con tus compañeros de viaje, pagá por el asiento al comprar el ticket, así es más barato que después.
- Todos los extras conviene pagarlos al comprar el vuelo, ya que luego cuestan más caro.
- Pagar por la prioridad de embarque sí o si en caso de que quieras subir con tu carry on (sólo permiten gratis una mochilita o cartera que entre debajo del asiento).
Finalmente, les recomiendo tomar todo esto con un grano de sal. Fue mi primera y única experiencia con Ryanair hasta el momento, por lo que no puedo hablar por todos los pasajeros que alguna vez volaron con esta aerolínea. Fue mi experiencia particular en ese vuelo, en esa época del año, a esa hora del día y en esa parte del mundo (referencia a los Simpson presente).