Mis primeras impresiones: Bangkok

En una serie de posts que he decidido llamar «Mis primeras impresiones del Sudeste Asiático«, voy a ir publicando mi encuentro con cada lugar al que fui en mi reciente viaje. Iré avanzando de forma cronológica, por lo que hoy le toca su turno a la Venecia del Este: Bangkok.

Muchos viajes por aquella zona del mundo comienzan por la capital de Tailandia, ya que su aeropuerto principal (Suvarnabhumi) atrae a numerosas aerolíneas y por allí pasan miles de aviones. Viajar a Bangkok es fácil si se está en Europa o, por supuesto, en alguna otra parte de Asia. Incluso desde Oceanía es muy fácil. Pero desde Sudamérica no queda otra opción que pasar más de un día entre aviones, aeropuertos y escalas.

Nosotros salimos de Buenos Aires el martes 29 de abril con Qatar Airways. Previa escala en San Pablo, Brasil, llegamos al aeropuerto de Doha, Qatar, luego de 18 horas dentro del mismo avión. Ahí tuvimos que esperar unas 8 o 9 horas por un nuevo vuelo, ya que nuestra primera opción era un vuelo de conexión que estaba sobrevendido. Pero no me puedo quejar para nada de la aerolínea, el servicio es genial.

El vuelo desde Doha no es nada comparado con el primer tramo de la odisea: solo 6 horitas. Llegamos a Bangkok de noche, pasadas las 19 horas. Hicimos el control de sanidad (Health control), en el cual presentamos nuestros cerificados de vacunación contra la fiebre amarilla, y luego hicimos migraciones. Nada del otro mundo.

Reclining Buddha head
El famoso Buda reclinado

Salimos del aeropuerto, fuimos al stand de taxis públicos (esos coloridos autos que parecen el envoltorio de una golosina alucinógena) y pedimos que nos lleven al hotelTara Place. El chofer se rascó la cabeza, como indicando que no entendía nada frente al mapa que le mostrábamos, aunque la persona que estaba en el stand le dijo en thai adónde ir. Lo que no sabíamos es que nos adentraríamos en una ciudad en la que todos los taxistas se rascarían la cabeza y mirarían el mapa 20 veces cada vez que les pidiéramos que nos llevaran al hotel, a unos 700 metros de Khao San Road. Ah, y además, se pararían en una calle X, saldrían del auto, mirarían el mapa con un linterna en mano (?), le preguntarían a otros taxistas o tuk-tukeros en la vía, pública, quienes también se rascarían la cabeza y llamarían a un tercero que sabría cómo llegar.

El taxi hasta la zona de Khao San y calles aledañas cuesta unos 500 THB, es decir, USD 15, Creo que si lo regateas podés sacarlo por unos 400 e incluso leí en un grupo de Facebook que lo han conseguido a 350. En todo caso, si vas a regatear, hacelo siempre antes de subirte al auto porque después no hay queja que valga. Lo que corresponde es que pongan el taxímetro pero los choferes no siempre quieren hacerlo. Es un viaje que dura alrededor de una hora, dependiendo del tráfico y el momento del día en el que llegues (yo siempre lo hice de noche o bien temprano a la mañana).

Tuk tuk driver bangkok
Conductor de tuk-tuk por las calles de Bangkok

Bangkok es una ciudad furiosa y enorme, con shoppings que exhiben Maseratis en sus locales, y a su vez es una ciudad con rincones tranquilos, con canales donde la vida transcurre sin muchos sobresaltos. Este último costado es el que menos vemos los turistas en la Venecia del Este, como se la ha llamado por sus khlongs. Sobre todo si estamos cerca del circuito turístico (o circo turístico) de la zona mochilera por excelencia: Khao San Road.

Si querés fiesta, en Bangkok vas a encontrar variedad, sobre todo cerca de Khao San. Si querés templos y cultura, los vas a encontrar en el Gran Palacio, en Wat Pho yen Wat Arun, entre otros. Si querés ir de compras, cerca de Siam Square hay de todo, desde puestos callejeros donde se puede regatear hasta lujosos shoppings donde van los niños mimados de Tailandia. Si querés entrar en contacto con Asia por primera vez, también es tu lugar. Es lo suficientemente oriental para los occidentales, pero bastante endulzada para el turista si venís desde otro lado de Asia.

Garudá
Garuda, un pájaro mítico, considerado un semidiós en el budismo y en el hinduismo, en el Gran Palacio.

Es de esas capitales asiáticas, grandes ciudades, que sorprenden. No conozco Kuala Lumpur pero me imagino que podrían ser ciudades hermanas o algo así. Lo digo por los rascacielos iluminados, el show lumínico en la zona de Silom, donde están los edificios de negocios.

La mejor forma de viajar por Bangkok, si no te hospedas al alcance del MRT o el SkyTrain, es viajar en bote o ferry express por el río Chao Phraya. El ferry de banderita azul, el turístico, sale 40 THB (poco más de USD 1) y va pasando por las distintas paradas o piers que hay a lo largo de la rivera bangkokiana. Hay otros botes, el de bandera blanca, la amarilla, la verda y la naranja (hay algunos que no tienen bandera), que cuestan menos y son utilizados por los locales. Para más información, pueden entrar en la web de la empresa concesionaria de los botes, haciendo click aquí.

De todos formas, hay ciertas zonas de Bangkok que se pueden caminar, siempre dependiendo de la temperatura. Con 38 ° C no se pueden ni hacer dos cuadras, bah, se complica. Toda la zona de Khao San Road a la zona de los templos y el Gran Palacio es totalmente «caminable». Pero, como dije, moverse en bote por el río es bastante práctico. También podés pelear el precio de un viaje en tuk-tuk, una especie de motito con capacidad para pasajeros en una especie de carro en la parte de atrás. Pero, ¡ojo!, los tuktukeros son hábiles al extremo en el regateo. 

thai king
Aguante el Rey de Tailandia (?)

Haciendo un punto y aparte, quería comentar la presencia del Rey de Tailandia y la familia real en todas partes. Es decir, literalmente, en cada esquina hay una imagen del Rey y su familia, recubierta de oro (o pintura dorada( y grandes ornamentos. La figura del soberano es sagrada y quien ose manchar su nombre puede ir preso. Esto no es una exageración.

En resumen, me gustó Bangkok. La gente es muy simpática, muy amable y la ciudad es amigable si haces tu primer acercamiento al Sudeste Asiático.

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Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.

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