Mis primeras impresiones: Barcelona

Casa Lleó i Morera

Fecha del viaje: Marzo 2012

Al ser mi primer viaje a Europa, estaba super entusiasmada. Dormí bastante durante el vuelo, así que al bajar del avión estaba descansada y lista para iniciar mi travesía por el Viejo Continente.

Llegamos junto a mi novio y una de mis mejores amigas al aeropuerto El Prat, alrededor de las 5 de la tarde. Todavía hacía frío y yo tenía puesta ropa de verano, ya que al partir de Buenos Aires la temperatura llegaba a los 30°C.

Tal vez era el jet lag (o síndrome de los husos horarios), tal vez era la emoción, pero no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Mi amiga preguntó en Informes cómo podíamos llegar al centro de la ciudad de forma rápida y económica. Nos recomendaron tomar un bus especial que por unos euros nos dejaría en Plaça Catalunya en menos de media hora. También nos dijeron que no tomáramos el tren porque no era un transporte veloz. ¡Qué gente honesta! Podrían habernos mentido que de igual forma les hubiésemos creído.

Así se ve Barcelona desde la parte superior de la Sagrada Familia

El bus salió rápidamente. Pronto comenzamos a dibujar en nuestras mentes la ciudad que habíamos estudiado en mapas, itinerarios y guías de viaje. Allí estábamos, en Barcelona, la ciudad donde Gaudí construyó sus grandes obras.

Mi amiga se bajó en Plaça d’Espanya y nosotros seguimos nuestro rumbo hasta Plaça Catalunya. A través de la ventana del bus, me iba enamorando de esa maravillosa ciudad. Todo era tan prolijo, tan limpio, tan lejos de casa. Sentí alegría, sentí ganas de vivir en un lugar tan organizado.

Plaça Catalunya no es un lugar deslumbrante. A decir verdad, casi no se parece a una plaza como la concebimos los argentinos. Es más bien el punto neurálgico del transporte en el centro de la ciudad.

Llegamos al apartamento que habíamos alquilado frente a Plaça d’Urquinaona (a 200 metros de Plaça Catalunya). Desde el sexto piso, donde nos hospedábamos, teníamos una vista perfecta. Pensé: “Ojalá todos los días viera esto a través de mi ventana”. Me sentía dentro de una película, sólo faltaba la música de fondo.

Vista nocturna desde el apartamento que alquilamos

No es que Barcelona sea una ciudad perfecta. Creo que son sus imperfecciones, son las locuras arquitectónicas de diferentes estilos que la completan y la hacen bella. Es ese extraño parecido a lugares vistos en el cine, o en un libro, que te hacen soñar despierto. Hasta que te das cuenta que no estás soñando, que es esa ciudad la que te enamora. No hay que resistirse a Barcelona, hay que dejar que te seduzca. Sin duda, por algo es una de las ciudades más visitadas del continente.

Esa noche casi no pude dormir. Culpé al jet lag aunque seguramente fue mi cuerpo que no podía resistir tanta ansiedad. Vi el amanecer a través de la ventana, llena de felicidad, esperando que se hiciera la hora de salir a caminar tan hermosa ciudad, tan bella Barcelona.

Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.

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2 comentarios

  1. barcelona, qué ciudad!
    es una de tantas en mi lista de las obligatorias ha conocer!

  2. hola, Juan manuel! bueno, espero que pronto se haga realidad 🙂

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