Fecha del viaje: Marzo 2012
Llegar a Madrid un día de huelga general (el 29-M) no le pasa a cualquiera. Al menos eso fue lo que pensé al llegar al aeropuerto Barajas desierto junto a mi novio.

Veníamos desde Londres y tuvimos la suerte de salir del aeropuerto de Luton, volando por EasyJet, porque la mayoría de los vuelos que partían de otros aeropuertos estaban cancelados. Este ticket lo compramos cuando estábamos en París tres o cuatro días antes, al saber que nuestro vuelo de Air Europa se había cancelado por la huelga general.
Solamente nos quedamos tranquilos al pisar suelo español. En todo momento del vuelo, creíamos que el avión iba a volver hacia Londres porque los empleados de Barajas estaban en huelga y temíamos que no se dieran las condiciones necesarias para poder aterrizar y desembarcar. Aunque, afortunadamente, llegamos sin problemas.
No está de más decir que el aeropuerto de Barajas es enorme, ¿no? Muchos cientos de metros de cinta transportadora nos llevaron hacia el metro, donde comenzó la travesía de llegar al centro de Madrid. Nuestro hotel estaba ubicado casi enfrente del Museo del Prado, por lo que necesitábamos combinar tres líneas de metro para llegar.
Debo decir que el metro de Madrid era el menos moderno de los que habíamos tomado en Europa. Si bien continúa siendo mejor que el subte de Buenos Aires (no es mucho mérito), no era mejor que el de Barcelona, por ejemplo.
Esperamos más de media hora a que el metro apareciera, y cuando lo hizo, venía bastante lleno. Unas pocas estaciones más adelante, bajamos cargando las valijas, arrastrándolas por la estación. Cuando no hay escaleras mecánicas o ascensores es tremendamente complicado llevar el equipaje en el metro. Al menos para mí.
Nerviosos y cansados, tras dos horas de espera y cambios de metro que resultaron dificultosos, llegamos al centro de Madrid para encontrarnos con las manifestaciones callejeras. No sabíamos hacia donde ir y estábamos agotados, pues habíamos tenido una noche complicada, comenzando a las 2 y algo de la madrugada para partir hacia el aeropuerto.
Tomamos un taxi, a pesar de querer evitarlo, pero estábamos desorientados. El conductor, un colombiano charlatán y simpático, pasó casi todo el trayecto conversando por teléfono celular (móvil) con la directora de la escuela de su hijo porque el mismo no estaba asistiendo a clase.
La mayoría de las calles estaban cortadas por las marchas, así que tuvimos que dar más vueltas de lo habitual para llegar al hotel. Si bien no estábamos lejos, el tráfico era una locura y a cada paso aparecía un policía para desviar el tránsito.
Luego de checkearnos en el hotel, fuimos a la habitación para dejar nuestro equipaje. La habitación era muy bonita y el baño era inmenso, así que aproveché y me di una ducha. Pedimos algo para comer ya que la mayoría de los locales de comida permanecían cerrados por la huelga general.
Dormimos una siesta porque estábamos agotados; solamente habíamos dormido una o dos horas, sin contar la siesta obligada que tomé en el avión. También miramos los noticieros, debido a que me interesaba mucho la cobertura de los medios sobre la huelga general. Es una debilidad de los comunicólogos.

¿Y qué mejor que experimentar lo que estaba sucediendo que saliendo a la calle? Nos mezclamos con la gente que protestaba, sensibilizándonos con sus reclamos. En Argentina sucedió algo similar en diciembre de 2001, así que sabíamos de qué se trataba la situación. La crisis española no nos es ajena, digamos. Tomamos algunas fotos, seguimos con el gran flujo humano que nos llevó a la Puerta del Sol y nos quedamos por ahí caminando un poco.
Ya era de noche y decidimos comer algo en la Plaza Mayor. ¡Error! Nos sentamos en una mesa sobre la plaza, y nos pedimos unas tapas que terminaron costando una fortuna. Nos cobraron hasta el pan. Pero bueno, todo estaba muy rico. Podría decirse que fue una comida muy cara aunque fue nuestra culpa por no preguntar los precios antes.

Con el bolsillo dolorido y el cuerpo cansado, volvimos al hotel para descansar hasta el día siguiente.
hola! llego aquí saltando de blog en blog gracias a los Liebster awards, y me ha llamado la atención esta entrada acerca de madrid, dónde vivo.
como descubriste, cenar de tapas en Madrid suele ser caro, ¡pero en la plaza mayor la cuenta se multiplica! Hay algunos sitios buenos y baratos, pero normalmente hay que investigar un poco para descubrirlos, porque no suelen estar en los lugares más transitados.
sobre el metro de madrid. hay muchas cosas que no me gustan de la ciudad, pero precisamente el Metro creo que es uno de los mejores del mundo. en concreto, me parece bastante mejor que el de Barcelona o el de londres. es mucho más accesible, con mejores indicaciones, y más nuevo en general. lo que pasa es que seguramente usaste mucho las líneas 1 y 5, que son las peores. aún así, me parecen mejor que los dos que he comentado.
y nada, muy buen blog, a seguir así :d
hola! en primer lugar, muchas gracias por visitar mi blog y comentar. estoy de acuerdo en que el metro de Madrid es bueno pero las comparaciones son odiosas. es un relato basado en mi experiencia, tal vez el hecho de haber tardado 2 oras en llegar desde Barajas y haber cambiado de lineas influyó en mi percepción.
sin dudarlo volveré a Madrid muchas veces más porque es una ermosa.
saludos!
qué experiencia! tengo amigos y compañeros en españa que fueron protagonistas de ese deía. Memorable y que me dicen ha abierto un camino incierto.
fue un deía emocionante, aún siendo extranjera. me recordó mucho Buenos Aires en 2001.