Acabo de llegar a Moscú y me siento un poco abrumada. A los pocos minutos de poner un pie en este país, me di cuenta de lo diferente que es Rusia con el resto de Europa. Nada que ver. Por eso, me surgieron ganas de escribir este post, mientras todavía estoy acá. No cuando me vaya y el shock se convierta en una anécdota divertida más, sino ahora que todavía dura.
Este no va a ser un post de información y datos útiles sino uno de sensaciones y de primeras impresiones. Hace pocas horas que estoy en Moscú pero no puedo evitar reflexionar. La forma en que un país recibe a los turistas habla mucho de su idiosincrasia. No sé si a los rusos les interesa mucho que venga gente de otros lugares del mundo pero, a primera vista, no parece.
Venimos de Inglaterra, que hace la comparación más odiosa todavía. Allá, «todo funciona» y la gente es cordial. Acá, donde nadie habla inglés y todos tienen cara de pocos amigos. Sé que son diferencias culturales pero saberlo no lo hace menos chocante.
En realidad, quería hablar del acto de perderse. O de cómo nos perdimos o cómo no logramos ubicarnos para tomar un tren para hacer un recorrido de 3 estaciones ni bien bajamos del tren Aeroexpress que nos tomamos en el aeropuerto Sheremetyevo.
En la literatura de viajes o en muchos imaginarios relativos al turismo, la idea de «perderse» está relacionada al romanticismo, al no hacer planes y el «dejarse llevar» por la situación. Bueno, creo que perderse puede ser divertido o no tan dramático cuando estás en un país donde, al menos, usan el mismo alfabeto que vos. Y cuando no se hace de noche y te tenés que tomar un tren a no-sabés-dónde que sale de alguna de las millones de plataformas de la estación y nadie habla inglés. Sí, estoy hablando de mi experiencia propia.
No, perderse no tiene nada de poético ni de romántico o revelador. Perderse es angustiante. Basta de frases hechas sobre lo valioso o educativo que es perderse para «encontrarse a uno mismo». Servirá para libros de autoayuda o posters con frases inspiracionales, pero en la vida real perderse es una porquería. Perdón por la sinceridad.
Por suerte, y mal que les pese a quienes no aman a Google, sus mapas y los gestos, siempre universales, nos ayudaron a tomar el tren correcto luego de UNA HORA de mirar con cara de desorientados para todos lados. ¿Qué es ese chirimbolo que es como una N pero al revés? ¿Adónde vamos? ¿De dónde sale el tren? Ah, esas preguntas tan difíciles de responder cuando estás en Rusia y no hablás ruso…
Me queda una semana por delante en Rusia y espero que mi experiencia mejore. Sé que así será, pero llegar a una ciudad maldormidos y sin saber adónde ir nos jugó una mala pasada. Bah, lo peor es que sabíamos adónde ir pero no cómo llegar. Un gran problema cuando no cazás una del alfabeto cirílico en una estación de trenes de Moscú.
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Foto de @SebsSaez
Hola Nair, por suerte cuando estuvimos en Rusia no nos perdimos (bueno, quizá un leve desoriente por un par de minutos), pero básicamente porque tomé la precaución de aprender a leer cirílico (no entender, sino poder leer con la correcta pronunciación) y es facilísimo, no te lleva más de 2 horas, así que si se van a quedar 1 semana en Rusia, apréndanlo y los va a ayudar muchísimo.
http://masterrussian.com/blpron.shtml y hay miles en internet con audio para la pronunciación, pero no es necesario porque los sonidos son iguales a los del castellano, de hecho uno de mis colegas es ruso y se sorprende lo bien que pronuncio cuando digo alguna palabra en ruso.
Gracias por el tip, Ale! Yo llevaba anotada la estación a la que tenía que ir, la ruta marcada en Google Maps pero bueno, nos perdimos igual! Voy a revisar la página que nos pasas.
Abrazo!
Que mal momento!!!
Creo que es un post explicativo porque alertas a futuros viajeros a extremar precauciones para evitar situaciones como la tuya.
Besos y a disfrutar!
Google maps es genial para viajar!
Estoy muy de acuerdo, perderse es angustiante. No te encontras a vos misma, queres tirarte al suelo a llorar. Me pasa seguido, incluso donde vivo, porque no tengo sentido de la orientacion.
Me mori de risa con el parrafo sobre los libros de autoayuda, blah blah blah. Genial.
A veces nos desorientamos, pasa y es parte de viajar y de vivir.
Un beso Ana!
La app de Google Translate con la cámara traudce en vivo las imágenes, capaz funciona!
Jajajaja, te entiendo perfectamente. A mi me pasó nada más llegué a la medina de Fez, cuyas «laberínticas calles invitan a perderse». Y yo, mapa en mano, sin saber siquiera dónde estaba, y sólo viendo como apenas quedaba una hora para que se hiciera de noche….. y nadie, absolutamente nadie, en la calle.
Al final nos cruzamos con un hombre que a pesar de al principio ni siquiera pararse a hablar, dio la vuelta para buscarnos e indicarnos la salida….
Siempre aparecen los buenos samaritanos que te ayudan 🙂