Ginebra es una de las ciudades más célebres de Suiza y una de las más ordenadas que visité en Europa. Es sede de varias organizaciones internacionales como la Cruz Roja y las Naciones Unidas, por lo que su importancia dentro del Viejo Continente y en el mundo es también política y social.
La ciudad se encuentra muy cerca de la frontera con Francia, y fue por esa razón que decidimos pasar por ahí en nuestro roadtrip europeo.

Ginebra no es, tal vez, tan grande como otras ciudades del Viejo Continente. Sin embargo, es una metrópolis financiera y diplomática que atrae a muchas personas de distintos lugares del mundo.

Me recordó bastante a Bruselas, donde está el Parlamento Europeo y algunas otras instituciones de la Unión Europea. Ambas son ciudades bastante ordenadas y cosmopolitas. Dato curioso: Ginebra es la ciudad que alberga la mayor cantidad de organismos internacionales en todo el mundo.

Otro dato que no sé si es curioso o un poco preocupante para el viajero: Ginebra es también una de las ciudades más caras del mundo. Si bien esto puede espantar, hay opciones de alojamiento, comida, transporte y entretenimiento que se pueden ajustar a varios presupuestos.

Fue el lugar donde me resultó más costoso usar Uber pero se pueden usar sus tranvías y buses por unos 3 francos suizos (en ese momento eran 2,70 euros) durante una hora.

También se puede caminar tranquilamente por sus calles si es que se hospedan en el centro de Ginebra.

Uno de los paisajes más lindos de Ginebra es la rivera del lago Leman, donde hay muchos barquitos amarrados (de gente que debe tener mucha plata, claramente) y donde se puede disfrutar del Jet d’Eau (en español se podría traducir como «chorro de agua»). Hay un muelle muy largo por el que se puede caminar y, si el día acompaña, se puede disfrutar del sol y de la hermosa brisa que corre gracias a la presión con la que sale el agua del Jet d’Eau.

También se puede pasear por el Jardin Anglais (Jardín Inglés), donde se encuentra el famoso reloj de flores llamado L’Horloge Fleurie.

El casco antiguo de Ginebra es muy lindo y está bien cuidado. Hay calles peatonales y los tranvías corren de un lugar a otro. Pero junto al lago hay un montón de edificios hermosos y bastante lujosos, como para acompañar la vista nomás 😉

Me gustaría que nos hubiésemos quedado al menos un día más, pero teníamos que seguir camino hacia Niza, al sur de Francia. Ginebra es una linda ciudad donde pasar uno o dos días, a pesar de que sus precios sean un poco prohibitivos. Definitivamente, vale la pena conocerla.