Este post me quedó en borrador por mucho tiempo, así que es hora de publicarlo. Visitamos Niza en octubre de 2017 y todavía no escribí mucho sobre la ciudad.
El destino era uno de los que visitamos en nuestro roadtrip europeo del año pasado. Niza está ubicada en la famosa Rivera Francesa (la Côte d’Azur), en el sudeste de Francia, sobre las costas del mar Mediterráneo. No hay una delimitación oficial para esta zona, pero dicen que va desde Cassis hasta la frontera francesa con Italia.

Al estar bastante cerca de la frontera italiana, escuchamos mucha gente hablar italiano y vimos muchos autos con patente de ese país. Por momentos, nos olvidábamos que estábamos en Francia y no en el país vecino. Y cuando fuimos de visita a Mónaco por el día, vimos todavía más autos italianos, aunque un poco más lujosos que los que nos cruzamos en Niza.

La Rivera Francesa solía ser una zona muy lujosa, tanto que fue uno de los primeros destinos de resorts y playas para los ricos y aristócratas de toda Europa. De hecho, la reina Victoria del Reino Unido y su sucesor, el rey Eduardo VII, solían pasar sus veranos ahí. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en un destino turístico popular y más accesible a las masas.

La ciudad tiene, sin dudas, un aire europeo, aunque no se siente la identidad francesa que uno tiene en París. Cuando estudiaba francés, mis profesores originarios de la capital o del norte del país me decían que los sureños eran falsos. A mi me pareció que eran más despreocupados, menos pendientes de estar en pose e incluso un poco más alegres y amables que los parisinos. Obvio que no todos son así, aunque culpo de nuevo a la cercanía con Italia. Son más cálidos, son un poco más italianos que al centro y norte de Francia.

Una zona que es muy encantadora de Niza es el casco antiguo, donde las callecitas son como laberintos sin forma ni dirección. Evidentemente son datan de hace mucho tiempo y no tienen nada que ver con las calles actuales.

En la Place Rossetti, con un nombre muy italiano, está la Catedral de Santa María y Santa Separata. Enfrente, hay una heladería donde sirven helado italiano en un negocio llamado Fenocchio. Para mí, el helado italiano es lo más rico del mundo, así que estaba muy contenta de encontrarlo en el sur de Francia. Ahí comí un helado de canela y speculoos que estaba delicioso.

Probamos varias delicias típicas como unos brioche y unas madeleines, junto a un rico cafecito.

También cenamos pizza italiana en un localcito barato que, según Yelp, vendía la pizza más rica de Niza. Nos sentamos en una de las mesitas que tenía en la calle. Era un local de pizza para llevar, más que nada, y la gente se quedaba parada en la calle esperando su pedido.

Antes de ir, me imaginaba que Niza era un lugar súper lujoso, pero creo que me confundía con su vecina Mónaco. En realidad, es una ciudad común, con callecitas laberínticas y calles modernas, aunque con los problemas de todas las ciudades europeas donde hay gente de muchos lugares distintos.

La zona de la estación de trenes, donde nosotros estábamos alojados, no es muy limpia y es un poco fea de noche. No tuvimos ningún problema ni nada parecido, sólo que olía un poco mal y había demasiada gente. Era un poco caótica y sucia, aunque al irnos acercando a la costa, el panorama era mucho mejor.
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En resumen, Niza me parece un destino muy interesante, sobre todo si vas a hacer base ahí para visitar otras ciudades de la Rivera Francesa. Es más barata que Mónaco, sin dudas, y bastante cercana si estás en auto (que es lo recomendable para visitar esta zona).