Primeras impresiones del Egipto moderno

KFC GIza

Llegó el momento de escribir sobre Egipto. Me tomé varios días para elaborar mi «primera impresión» ya que tuve que procesar muchas, muchísimas cosas, tanto buenas como malas. Tampoco quería ser injusta con este hermoso país, escribiendo cosas «en caliente» y expresando mi enojo o frustración ante algunas situaciones vividas. Me gustaría escribir sobre lo que me gustó y lo que no me gustó, sobre las incomodidades, la amabilidad de los egipcios, los engaños a los turistas; en fin, sobre todo eso que experimenté en estos días. Este post va a ser largo, así que tómense su tiempo y léanlo con paciencia, por favor.

Pero quiero ser sincera, siento que me lo debo a mí misma y a los lectores de este blog. ¿Por qué? Porque no siempre las experiencias son positivas (o no del todo), porque a veces hay cosas negativas (o no tan buenas), todos esos aspectos -buenos y malos- son parte de viajar. No vamos a encontrar siempre lo mejor, tampoco lo peor, hay de todo… como en la vida.

Las consecuencias de la Revolución

Después de la Revolución de 2011, según me contaron varios egipcios, el nivel del turismo no es el mismo… ¿A qué se refieren? Muchas personas, atemorizadas por las noticias que se difunden en el exterior, sobre todo en Europa y América del Norte, deciden no venir a Egipto porque tienen pánico de que algo malo les suceda. Historias de terrorismo, conflicto social, inseguridad… Todo aquello que vemos en las noticias cuando se habla de este país árabe, en definitiva. ¿Y cuál es la consecuencia de la disminución de turistas? Pues bien, los extranjeros que llegan al país, de alguna forma, deben representar una compensación por los que no vienen. ¿Me explico? Antes, tal vez, un vendedor de papiros tendría 50 o 60 clientes en un día (estoy diciendo una cifra arbitraria para ejemplificar, no tengo datos sobre esto) y a cada uno le vendería uno o dos papiros. Luego del conflicto que culminó con la renuncia del presidente Hosni Mubarak, quizá ese vendedor trata con 10 o 15 clientes por día. Obviamente, al tener menos compradores, intenta venderle mayor cantidad de papiros a cada cliente, siendo bastante insistente a veces y focalizando en el perjuicio que la Revolución les causó.

Es verdad que aquí hay gente muy pobre; no me lo tienen que contar, lo vi con mis propios ojos. No tengo que leer el diario o sintonizar la CNN para saber que hay gente que pasa hambre, que vive en condiciones muy precarias, que el turismo es uno de los pilares de la economía egipcia y que está atravesando una etapa difícil. Me lo han dicho los guías que nos acompañaron en estos días, o las personas en los negocios que visitamos. Lo he presenciado cuando me han pedido una limosna, una moneda para mostrarme algo en un museo, cuando me han insistido y perseguido para que me subiera a una calesa o a un taxi para dar un paseo por 5 libras egipcias (LE, en adelante). ¿Y cuánto son 5 LE? Casi nada, incluso para los argentinos. Necesitan ese dinero para vivir, desesperadamente. Y ahí es cuando uno se siente incómodo…

Calle de El Cairo
Una calle cualquiera en El Cairo

Baksheesh

Tengo rasgos de mujer occidental no-musulmana y mi cara grita «turista», al igual que las de los otros turistas occidentales (o los asiáticos, que hay muchos también). ¿Y esto qué representa para los egipcios? Soy una turista, ante todo, y seguramente tengo bastante dinero para gastar. Eso creen ellos, ya que no saben lo que me costó ahorrar para este viaje, o los beneficios que tiene mi novio por trabajar en una aerolínea, o que nos cuesta horrores conseguir euros o dólares en Argentina. No, no lo saben, sólo saben que soy una turista occidental y  creen que seguramente tengo mucho dinero para gastar.

Lo primero que escuché al llegar a Luxor, al sur de Egipto, fue «five dollars, five dollars», pronunciados por un señor cuya vestimenta indicaba que era un musulmán ortodoxo; había agarrado nuestras valijas para llevarlas a un taxi. «¿Dijo five dollars?», me preguntó mi novio, ante lo que dije que sí. «We don’t have dollars», le dijimos, y le dimos 5 LE. Después de todo, sólo había arrastrado las valijas unos dos o tres metros hasta el taxi, algo que ni siquiera le habíamos pedido. ¿Y por qué? Porque esperaba dólares (somos turistas, ¿recuerdan?). Obviamente, las 5 LE que le dimos le parecían poco y nos pidió 10 o 20, ante lo que nuevamente dijimos que no teníamos más y el hombre se fue enojado. Esta situación no es excepcional en Egipto. Al principio nos parecía algo grandioso que todos se preocuparan por hacernos sentir cómodos, a veces hasta el punto de ser demasiado amables (más de lo que pedíamos). Todos nos sonreían, nos ofrecían algo de beber. He aquí la razón: más allá de vender algún producto o servicio, todo el mundo en este país espera recibir baksheesh.

La palabra baksheesh tiene su origen en la palabra persa bakshish, la cual significa «regalo». Hay varios tipos, entre los que se encuentran la limosna, las propinas y los sobornos. Mucha personas que nos cruzamos en estos días nos pidieron baksheesh, ya sea por indicarnos el camino un monumento que no habíamos solicitado que nos indicaran, como propina por un servicio (los taxistas, sobre todo, piden un adicional por el servicio en forma de baksheesh) o simplemente por caridad. No nos pidieron sobornos, y si lo hicieron no lo comprendimos. Algunos cuidadores de monumentos o personas que simplemente estaban en todos los lugares de interés (campesinos, gente del lugar, quién sabe) se ofrecían a tomar fotos, o señalarnos un camino o estatua, o dejarnos pasar a un lugar que se indicaba claramente que estaba prohibido. Todo por una moneda. Y si no querías darle una moneda… ni quiero imaginar la situación. Vimos algunos turistas discutiendo con estas personas, como un señor que le gritaba «liar, liar» a un supuesto vendedor de artesanías.

Baksheesh
En cualquier monumento o templo hay señores como estos pidiendo baksheesh por tomarte una foto, mostrarte un lugar oculto o sólo pedir limosna

¿Qué me molesta de todo esto? Las propinas, a mi entender, se brindan cuando el servicio brindado fue bueno… O cuando al menos hubo un servicio prestado. No quiero criticar la cultura egipcia, ya que la propina es muy común para ellos y no consideran que es una limosna. Lo que me molesta es que, al principio, uno cae como tonto en la red de excesiva amabilidad, creyendo que todos los egipcios son gente muy educada y feliz, hasta el momento en que te ves obligado a darles baksheesh. Si no les das nada, preparate para ser perseguido por la persona en cuestión, a menudo a los gritos. Por ejemplo, en el Museo Egipcio de El Cairo, una señora de limpieza me vio con una guía en mi mano, leyendo sobre las atracciones del museo. Me llamó y me indicó con la mano que la siguiera. Así lo hice porque no tenía motivos para desconfiar de ella, y me llevó a una sala donde había una estatua famosa. Le agradecí y volví adonde estaba, ya que mi novio había quedado ahí. Esta mujer me siguió hasta donde estaba yo y no se alejaba. Le volví a agradecer pero quería mostrarme otras estatuas, ante lo que le expliqué (en inglés, no sé si me comprendió) que tenía toda la información en mi guía. Finalmente, se me acercó más y me dijo: «baksheesh«. Le di 1 LE y se fue.

Euros, dollars!

Ni bien posas tu mirada sobre una tienda de souvenires, perfumes, pañuelos, lo que sea, enseguida saldrá el vendedor a ofrecerte su mercadería de una manera por demás insistente. Eso es lo que hace cualquier vendedor en todos lados, incluso en Italia nos pasó. Lo que me resulta fastidioso es que todo te lo quieran vender en euros o dólares. ¿Será que para ellos los turistas somos euros o dólares con pies? Está bien, soy turista, soy occidental… Pero eso no quiere decir que tenga euros o dólares, o incluso que sea millonaria. La moneda del país es la libra egipcia, entonces voy a pagar en libras egipcias. ¿Será que muchos turistas pagan directamente en su moneda de origen porque no quieren comprar LE? No lo sé, pero es culpa también de los turistas que fomentan este tipo de prácticas. Así que nosotros recurrimos a mirarlos extrañados, y les decimos «Dollars? No, no, we have egyptian pounds» y con eso dejamos en claro que tenemos los pies bien sobre la tierra.

La famosa historia de «Vamos a ir a un museo de papiros / perfumes / piedras»

En estos días hicimos tres excursiones con guías locales, dos en El Cairo con un guía en español y una en Luxor con un guía en inglés, ya que nos cobraban menos que por uno en español. Ya había leído en varios blogs las famosas visitas a tiendas disfrazadas de museos… Pero no me di cuenta que estaba cayendo en la misma farsa hasta que estuve en un «museo» de papiros negociando por una cantidad descomunal de papiros que nunca había solicitado. Debo reconocer que los vendedores son super amables y hacen muy bien su trabajo, que es el de vender, pero para lograrlo se ponen muy densos a veces. Sin quererlo, uno termina regateando un precio, ¡sin siquiera proponérselo! Si uno acepta la visita al supuesto museo, sin saberlo está firmando un acuerdo de compra obligatoria. Claro que el turista no lo sabe, cree que su guía es muy bueno al llevarlo a ver cómo se hacen los papiros o los perfumes (y esto no quita que sea buena persona, ya que es parte de su ganancia llevar a los turistas a estas tiendas), pero en realidad está llevando clientes a una tienda. Y no hay manera de no comprar. Por más que les digas que no querés nada, una vez que pisaste la tienda no podés retirarte sin dejar unos dólares o euros, que les encantan. Aceptan VISA con gusto, también. En algunos lugares te aclaran de entrada que te van a vender algo, en otros no, y encima te cobran en dólares.

Por eso, lo mejor es aclararle al guía que no te interesa ir a una tienda y pedirle que por favor sea sincero en cuanto a si es una tienda o un museo. Eso hicimos con nuestro guía de Luxor, cuando nos empezó a contar de un lugar donde hacen excelentes trabajos en piedras y bla bla bla… Enseguida le dijimos «¿Es un museo o es una tienda? Porque si es una tienda, no queremos ir». Nos disculpamos y le explicamos que ya habíamos tenido experiencias similares y que no era nuestra intención ofenderlo, pero no queríamos comprar cosas que  no necesitábamos. Y no fuimos a la tienda.

Acosos para todos y todas (en especial para mujeres)

En un país musulman, es común que una mujer occidental sea mirada y «elogiada» cuando camina por la calle. Incluso cuando va con su novio de la mano. Había leído sobre esto pero no estaba preparada para experimentarlo.

No me considero una femme fatale ni una sex bomb, para nada. Tampoco visto provocativamente, y mucho menos viniendo a un país árabe, ya que sabía que era irrespetuoso mostrar «mucha piel». Sin embargo, en estos días fui observada cual extraterrestre recién descendido del OVNI. Muchos hombres me miraban con los ojos bien abiertos, me clavaban la mirada de una forma muy incómoda, aún cuando mi novio estaba ahí. Otros me decían cosas que no entendía, o le hablaban a mi novio (él tampoco entiende árabe)… Tal vez le ofrecieron algunos camellos por mí, jeje. Recibí algún que otro saludo de hombres en autos… En fin, eso ya ni siquiera me molesta. Tampoco me pone mal que las mujeres musulmanas me miren con reprobación (hubo algunas, sí).

Lo que realmente me hace sentir incómoda, un poco culpable y fuera de lugar, es toda esa gente que se te acerca tratando de venderte lo que sea (como sea). Un paseo en taxi, una postal, un imán para la heladera, una Coca-Cola, un helado, un pañuelo, ropa, un guía turístico para visitar un museo o monumento, etc. Nadie entiende la palabra «no», te persiguen. Te gritan «Hellooooo, my friend, queen Nefertiti, Hatshepsut, Nefertari, Cleopatra (todas las que se les ocurran)… Please, five euros… Ok, ten pounds… Ok five… Ok one»… y vos ni siquiera les dijiste «no, thanks». Insisten, claro que insisten. Y es mágica la cara de la persona en cuestión cuando les decís «shukran», que significa «gracias» en árabe. En los niños funciona inmediatamente y dejan de perseguirte.

Anoche nos reíamos con mi novio porque terminamos escapando de unos señores que ofrecían paseos en calesas y taxis. Ven un turista y salen corriendo detrás de él unas 6 o 7 personas, todas al acecho de unas libras. No me parece mal que se ganen el pan… pero a costa de acosar al otro, ¿es correcto?

Primeras conclusiones

Supongo que con el tiempo mi idea será otra, aunque no muy distinta de la actual. Por eso quiero escribir unas conclusiones parciales, a modo de cierre de este post, sobre estos días en Egipto.

Me sentí muy culpable durante mi estadía en este país… Culpable porque hay gente que no tiene para comer y yo estoy viajando por el mundo de forma egoísta, y cuando me piden una moneda pienso primero en cuánta plata me queda para el resto del viaje, y tal vez esa persona no va a comer esa noche. Claro que no es mi responsabilidad, ya lo sé. Pero ver las caras de las personas… eso nadie te lo cuenta en un noticiero. Te dicen que hay terroristas, ladrones, asesinos, secuestradores. Bueno, yo no vi ninguno. Sólo vi gente desesperada porque su gobierno roba, porque no hay distribución de la riqueza, porque son los olvidados de siempre. Y no tienen otra salida que pedir monedas, que suplicar que alguien se apiade de ellos. Es por eso que me sentí culpable, incómoda, fuera de lugar.

Esta no es mi cultura, es muy diferente a la mía. Muchas veces tuve ganas de teletransportarme a casa, de volver a lo conocido, lo admito. Tuve ganas de comer la comida que como siempre, de no tener que hacerme entender en inglés, un idioma que no es el mío, con un señor cuya lengua materna tampoco es el inglés, para poder comer un plato sin carne, a pesar de que para ese señor el vegetarianismo es algo extraño. Es muy duro. Si puedo pagar un kilo de carne, cosa que la mayoría de los egipcios humildes no puede, ¿por qué no comer carne? ¿Por qué preferir arroz o una sopa de vegetales? Yo elijo no comer carne, ellos no pueden pagarla. Y eso me parte el corazón.

Yo, que me represento a mí misma a través de la mirada del Otro, soy una extraña en este lugar. Para mí, ellos son los distintos, pero no, soy yo la extranjera. Si me miran con extrañeza, no es su culpa, mis costumbres difieren de las suyas, mis hábitos, mis creencias. Me cuesta comprenderlos y viceversa. Está bien, éste es el choque cultural que tanto mencionan los antropólogos. Somos antropólogos también al ser viajeros… Siempre y cuando tengamos contacto con la cultura local y no sólo con un guía que nos sirve de intermediario.

Nair Felis Rodriguez

Vivo en Buenos Aires desde que nací. Escribo este blog porque me gusta relatar mis viajes; viajo porque me gusta conocer, aprender, descubrir. Soy Lic. en Comunicación, viajera y blogger.

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18 comentarios

  1. Impresionan las diferencias, tanto mas aun, cuando uno esta acostumbrado a escuchar a algunos compatriotas quejosos, ablar peste de «este» país(como si no fuera el país de ellos también). en fin, allá ellos.ni pienso intentar acerlos cambiar de idea, ya que esa seria una tarea que me llevaría el resto de mi vida y sé que no lo lograría. Cambiando de tema, me gusto el relato, bastante claro, sobre lo que se puede esperar de un viaje a uno de los tantos países devastados por la globalización. y con respecto a eso, a tu regreso ejem. tenemos que arreglar mi «bakshesh» jajajajaja. un beso y feliz regreso

  2. ya tengo muchos regalos para darte, no me alcanza para bakshesh jaja.

  3. ¡genial post! yo estuve en Egipto un deía (como parte de un crucero) y tuve más que suficiente. sé que por el momento no volveré. me siento muy identificada con lo que escribes, yo también me sentí fuera de lugar. allí hay mucha pobreza, recuerdo que todo estaba sucio, mal cuidado, el tráfico en el Cairo era un caos. en fin, no es mi lugar preferido en el mundo.
    por cierto, un muchacho que abía vendiendo figuras al lado de las pirámides de Gizah le ofreció 1 milón de camellos a mi padre por mí. no os podéis imaginar la cara de mi padre, ni la mía. es una de las mejores anécdotas de nuestros viajes :d.

  4. Jaja si ofrecieron un milón de camellos entonces cotizas bien! jaja.
    me parece difícil escribir sobre egipto, la realidad de ese país es muy compleja, aunque escribí lo que sentía. Gracias por el ermoso comentario!

  5. Me olvide tu Libro otra vez

    Buenisimo nair, me paso algo parecido en cuba.

  6. hola nair, estuve en Egipto hace unos años, y coincido plenamente. el acoso es permanente, hasta la policía no pidió plata para «seguridad» (para acompañarnos 200 mts. hasta la puerta del hotel). Creo que al final eso les juega en contra, porque mucha gente decide no volver nunca mas.
    y eso que quizá para nosotros no nos resultó tan denso, porque teníamos una guía británica, pero que vivía en el cairo, que como ablaba árabe, los sacaba carpiendo a todos, incluso en el bazar de khan-el-khalil, regateaba por nosotros y no les dejaba pasar una, hasta les rompió una estatuita para demostrarle que no era del material que ellos decían!
    pero cuando anduvimos solos, sí sufrimos el acoso de todos, y eso que en ese momento estaba lleno de turistas.

    saludos!
    ale.

  7. muchas gracias por el aporte, ale! Noto que mucha gente coincide en la misma visión que tenemos vos y yo sobre egipto, es una pena porque es un gran país y tiene una istoria muy rica. pero no siempre los países siguen el rumbo que deberían, eso ya lo sabemos.

    saludos! 🙂

  8. Buen relato Nair!.
    Yo estuve en 2012 y es tal cual como contas. Es mas, he escuchado cosas peores.
    En mi caso, estuve bastante relajado y disfrute mucho el viaje. Uno tiene que pensar que es una cultura totalmente diferente y no tenemos que necesariamente entenderlos. Hay cosas que no tienen explicacion para nuestro razonamiento occidental.
    Recorrimos todo absolutamente por nuestra cuenta (sin crucero ni nada de eso) y note que estando separados de las masas de turistas, el «La, Shukran» (no, gracias) funciona bastante bien!
    Saludos!

  9. Hola Seba! Gracias por el comentario!
    Totalmente, hay cosas que se nos escapan por razones culturales pero tenemos que hacer lo posible para no juzgar (aunque es difícil).
    Te espero nuevamente por acá!
    Abrazos!

  10. Gracias por compartir tu experiencia! Un alivio, al fin me siento comprendida jaja. Estoy con mi novio en Egipto hace un mes y medio (tuvo que venir por trabajo) y pensé que sólo a nosotros nos pasaban TODAS. Pero veo que es un país difícil para todos… Contando los días para volver a casa espero que en unos meses también podamos verle el lado positivo al viaje. Saludos!

  11. Gracias a vos, Maite, por leer y comentar! Los viajes tienen su costado negativo o de sentimientos encontrados, pero vale la pena viajar. Todo es parte de un aprendizaje. Ojalá puedas encontrarle el aldo positivo a la experiencia.
    Abrazo!

  12. Hola Linda, ya leí todas las entradas de tu blog del viaje x Egipto. Muchas gracias x tus experiencias, se que me servirán. El ser turista y sentirse bolsa con patas y dinero es muy feo, por la India y parte de Asia pasa lo mismo y creo que es por que la gente vive del turismo, sin embargo al turistear en mi México Lindo y querido, me doy cuenta que ocurre lo mismo (sin tanto fraude o engaños) pero resulta ser incómodo para los turistas. Los choques culturales siempre son un reto 🙂
    Una vez más gracias x tu experiencia.

  13. Muchas gracias por tus palabras, Eduardo!

  14. Hola, estuve en Egipto doce dias en Agosto, aparte del terrible calor y el caos de trafico tuve una mala experiencia en las piramides con estos ladrones disfrasados de vendedores que pululan por ahi, mas si te ven solo comienzan el acoso dandote un regalo que no es tal, luego te piden dinero por el regalo en forma muy amenazante y mas y mas, hasta que cansado les di unas 100 libras por algo que no costaba ni 50, luego aparecio un falso guia que con mucha insistencia loggre sacarme de encima, resumiendo nunca mas vuelvo a Egipto, a pesar de que no pude llegar a otros lugares por la distancia que hay, se lo dije a la gente del hotel, los vendedores en la zona de las piramides espantan a los turistas.-

  15. Lamentablemente es algo que pasa en Egipto y otros países

  16. Yo tambien estuve en Egipto viajando sola, y concuerdo con todo lo dicho. Iré otra vez en noviembre porque quiero ver mas.
    Hace varios meses viajé a Jordania, un país también pobre y me impresionó muchisimo la gente. A pesar haber pobreza, la gente se comporta de manera distinta, en todos los aspectos. Es increíble la diferencia. Quizás sea la cantidad de gente lo que hace que un país sea más tranquilo que el otro…No sé.

  17. Puede ser. Cada lugar es distinto y cada persona percibe los lugares de distinta manera.

  18. hola, yo fui en 1995, ya hace mucho, y sin embargo era igual que como describis, y esto era mucho antes de la revolución. El acoso no paraba, terrible, lo de los negocios disfrazados de tiendas, también! Me acuerdo que no llevaron a un negocio de alfombras, pero carísimas, y al no comprar nada, gran desilusión para los vendedores…. fue un stress terrible salir a caminar por ahi (habia ido con una amiga, y éramos muy jóvenes). De todos modos, lo que mas recuerdo son las maravillas que vimos en esas tierras, la rica historia, los monumentos, todo eso valió la pena por el terrible shock cultural.

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