Si hay algo que tiene Francia, es buena pastelería. Nadie puede negar el renombre internacional de sus postres, sus productos de panadería y sus petits fours. Por eso, probar las delicias francesas en París, tiene un gusto extra.
¿Qué son los macarons? Básicamente, son unas galletitas de merengue con harina de almendras y diversos rellenos. En general, el color de las tapitas refleja el sabor de su relleno. Por ejemplo, si ves un macaron rosa, seguramente sea de frambuesa, de agua de rosa, etc., así como uno verde es de pistacho y uno marrón más bien oscuro es de chocolate.

Entonces, los macarons entrarían en la categoría «galletitas», aunque el concepto es más parecido a lo que en Argentina y otras partes de Latinoamérica llamamos «alfajor», que no es más que una galletita rellena y bañada generalmente en chocolate. El macaron, sin embargo, no tiene ningún baño de otro material.

Los macarons no son nada baratos, ni en París ni en Buenos Aires ni en Nueva York. Esto se debe a que es un producto muy delicado y está realizado con harina de almendras, que no es nada barata.
¿Y por qué son los macarons algo tan único y especial? Porque no es algo que podamos probar todos los días, y menos ideados por un genio pastelero como Pierre Hermé.

Sin más preámbulos, comienzo con mi relato sobre la experiencia casi religiosa de probar estas delicias.
Pierre Hermé tiene varios locales en París. Nosotros fuimos al que está en el barrio le Marais porque nos quedaba de paso luego de salir de la casa de Víctor Hugo.

Por suerte no había fila, aunque leí en internet que puede haber un poco de demora para entrar. No sé si ese local no era el más popular de la cadena o si tuvimos un día de suerte, pero entramos rápido y vimos que teníamos varias personas delante nuestro esperando para pedir, todos nerviosos tratando de elegir los sabores y riéndose. Obviamente, eran otros turistas como nosotros.

Había opción de llevar cajas con cantidades predeterminadas o se podía elegir por unidad. La cantidad depende de cada uno. Hay cajitas de 7, de 12, de 18, de 24 y de lo que uno quiera. Como sabíamos que no íbamos a comer una docena, elegimos llevar 4, como para probar algunos sabores sin romper el chanchito.
Cuando llegó nuestro turno de pedir, elegimos sabores clásicos como chocolate, vainilla, caramelo… Todas cosas bien gordas, nada de frutas 😛

Los macarons costaban 2,20 euros cada uno, así que no terminamos gastando mucho en nuestra degustación. Nos dieron una cajita hermosa que armaron ahí mismo y nos fuimos contentos con la cajita en la mano, caminando por las calles de le Marais. No los probamos enseguida porque queríamos merendar en otro lado y terminamos dejando esas delicias para más adelante.

Al final, los terminamos comiendo al día siguiente cuando llegamos a Ginebra. No tuvo el mismo impacto que probarlos en un picnic en los jardines de Luxemburgo o algún entorno similar, pero igual eran exquisitos. Los buenos macarons se deshacen en tu boca luego del primer bocado, y los macarons de Pierre Hermé no fueron la excepción.
La cadena pastelera no sólo venden macarons sino que también ofrece una gran gama de productos típicos de Francia. Tienen pound cakes, chocolates, panadería dulce, té, tortas y más. No obstante, todos los turistas que salían de su negocio, lo hacían con una caja de macarons en la mano. Eso dice mucho, ¿verdad?

Si entras a la página web, vas a ver que hacen delivery para toda Europa y también dentro de Francia. O podés hacer la compra online y pasar a buscar tu pedido por uno de sus locales.
Y vos, ¿ya conocés los macarons? ¿Probaste alguno que valga la pena recomendar? ¡Contame!