Praga, la bella capital de la República Checa, tiene mucho para ofrecer. Se la conoce como «la ciudad de las cien torres», aunque tiene muchas más. El que la conoce, se enamora. Los invito a leer este post si están organizando un viaje o si quieren incluir a Praga en su lista de deseos viajeros.
Nosotros fuimos en Semana Santa, una época donde la ciudad estaba llena de gente. Otras personas que la visitaron en distintas épocas nos dijeron que siempre hay mucha gente, aunque sólo podemos hablar de nuestra experiencia. Si quieren ver cuántas veces decimos «hay mucha gente», vean el video 😛
Todo lo que mencionamos, tanto en este post como en el video, se puede hacer en más o menos días. Lo que mostramos es lo que nosotros hicimos. Por lo tanto, no es todo lo que hay para hacer sino lo que nosotros elegimos hacer. Tómenlo como una especie de «guía», pero no es «la biblia» de lo que hay que hacer en Praga ni mucho menos. Cada uno hace lo que le gusta y le interesa, ¿entendido?

DÍA 1
Llegamos a Praga en bus desde Berlín alrededor de las 13:45 hs. Fuimos corriendo a retirar nuestras Prague Card, que nos iban a permitir disfrutar de la ciudad durante los 3 días que estuvimos ahí (gracias a Czech Tourism por proveernos las tarjetas para que podamos recorrer Praga).

Luego de pasar por nuestro Airbnb, decidimos salir a conocer la ciudad. El clima fue increíble durante los 3 días que estuvimos ahí y nos olvidamos de cargar nuestras camperas como sí habíamos estado haciendo en Berlín. Temperatura muy linda, alrededor de 20-22 grados, bien de primavera y con mucho sol.

Nuestro departamento estaba a dos cuadras de la Plaza de Wenceslao, así que fue uno de los primeros lugares que vimos en nuestra estadía en Praga. Como es una ciudad muy «caminable», fuimos a casi todos lados a pie, excepto cuando fuimos al Castillo de Praga y a la Colina Petrin, donde está la torre del mismo nombre.

Después de la Plaza de Wenceslao, que está en la Ciudad Nueva, nos fuimos directo a la Ciudad Vieja, donde está la plaza de la Ciudad Vieja, el reloj astronómico, la iglesia Nuestra Señora de Tyn y muchos otros atractivos. Ahí hay un shopping llamado Palladium, donde fuimos a tomar un café (porque había un Costa y Sebastian ama esa cadena de cafeterías). También pasamos por un Marks&Spencer para comprar algo de cenar, la cadena de supermercados británica y una de nuestras favoritas.

Después caminamos un rato más por las calles del casco histórico y pasamos un rato en la juguetería Hamleys (la misma que también vimos en Londres), que es casi un parque de diversiones. Tienen muchos juegos pagos que, por unas coronas, te pueden entretener un rato. Seba compró unas cosas y nos fuimos al departamento, porque estábamos bastante cansados del viaje en bus y caminar el resto del día.

DÍA 2
Después de desayunar en el departamento, nos en metro a Malá Strana (estación Malostranská), donde iba a comenzar nuestro free walking tour. Después de la introducción inicial, como en cualquier otro tour, nos fuimos al Museo de Kafka, donde no entramos pero el guía nos habló del escritor y su relación con la República Checa. En la entrada del museo está la famosa escultura móvil de dos hombres que hacen pipí en una fuente… con la forma del país. Muy poético todo.
Después pasamos por el canal Certovka, que se traduce como «el canal del Diablo», donde el guía nos contó historias antiguas sobre el lugar.

El siguiente lugar fue el Muro de John Lennon que no tiene nada que ver con el músico. Se trata de un muro que pertenece a una propiedad de la Orden de los Caballeros de Malta, quienes permiten que se hagan dibujos y graffitis. En un principio, los jóvenes de Praga usaban ese muro para expresarse con canciones de Lennon y los Beatles, pero en realidad era una forma encubierta de protestar contra el regimen comunista en República Checa. Pero no, John Lennon nunca estuvo ahí.

Luego cruzamos el Puente de Carlos, una tarea bastante difícil si se quiere hacer velozmente. El guía nos contó de las estatuas a los costados del puente, especialmente de San Juan Nepomuceno, el Santo Patrono de Bohemia, que tiene una corona de estrellas alrededor de su cabeza y cuya estatua se cree que otorga deseos a los turistas que la tocan.

Después de cruzar el puente, el guía nos fue contando curiosidades sobre el idioma checo y sobre Praga.

Luego pasamos por el patio del complejo Clementinum, pero al ser Viernes Santo, había varias partes cerradas. Y en los free walking tours, en general, no se entra a los lugares sino que te dan una idea de lo que hay para ver y se puede volver cuando uno lo desee.
El tour terminó en una plaza cerca del Teatro Estatal donde Mozart estrenó la ópera Don Giovanni. Y después fuimos a almorzar a un restaurant U Tří zlatých lvů, que está debajo del departamento donde vivió el músico en una de sus estadías en la ciudad.

Al ser viernes, el guía nos recomendó que fuésemos a Josefov, el barrio judío de Praga, ya que los sábados todas las sinagogas y el Museo Judío estaban cerrados. Afortunadamente, con la Prague Card, podíamos acceder gratis a todos esos sitios.

Fuimos a la Sinagoga Española, que dicen que es la más bonita de todas, y después visitamos la Sinagoga Maisel, que era el lugar de culto privado de un comerciante de la comunidad judía. Ahí cerca estaba el museo, pero ya se nos había hecho tarde, así que pasamos por el cementerio judío por fuera y también por el museo. Es una zona para dedicarle un día entero, ya que a las 18 hs cierran todos los sitios.

Después subimos a la célebre Torre de la Pólvora, aprovechando que cerraba tarde, y pudimos ver Praga desde lo alto. Es recomendable subir a alguna de las tantas torres que tiene la ciudad para poder apreciar desde arriba lo hermosa que es.

Como no queríamos perdernos los lugares más icónicos de Praga, decidimos subirnos a un tranvía e ir a la Colina Petrin, donde está su famosa torre, una símil Torre Eiffel pero más pequeña. Ya estaba anocheciendo cuando subimos al funicular, que es parte de la red de transporte público y no requiere un ticket aparte. Subimos a la Torre de Petrin ya de noche. La entrada también está incluida en la Prague Card.
Un funicular y un tranvía más tarde, llegamos a la Plaza de Wenceslao para cenar por ahí y dar el día por terminado.
DÍA 3
Como era nuestro último día en Praga, decidimos dedicárselo al castillo. Ya vamos a escribir un post completo dedicado a este lugar, pero antes queremos aclarar que hay mucha fila tanto para pasar seguridad como para adquirir las entradas.

Para no tener que subir mucho, nos tomamos un tranvía que nos dejó casi en la entrada del castillo. Si se quiere llegar caminando, hay que ir por subidas que pueden ser un poco empinadas.
No hace falta pagar entrada para ingresar al Castillo de Praga en sí, pero sí para acceder a los sitios que hay en su interior. La Prague Card incluye la entrada para el circuito B, que incluye la Catedral de San Vito, la Basílica de San Jorge, el Palacio Real y el Callejón de Oro. Fuimos a esos cuatro lugares, aunque el que más nos impresionó fue la catedral.

Primero fuimos a la Basílica de San Jorge, que era donde había menos gente. Luego, como habíamos tardado tanto en entrar y en buscar nuestras entradas, ya se había hecho mediodía. Comimos algo por ahí, que fue bastante difícil porque en cualquier puesto había entre 15 y 30 minutos de espera para poder comer algo y encima no aceptan tarjetas en ningún lado. Lo ideal es llevarse comida porque todo es carísimo, pero nosotros solamente teníamos agua y un paquete de papas fritas, así que queríamos algo más.

Luego de nuestro fallido pero suficiente almuerzo, entramos a la catedral, donde ya no había tanta gente como a la mañana. Nos gustó mucho y nos recordó a Notre-Dame de París, que hacía pocos días se había incendiado (lo vimos por la tele cuando estábamos en Berlín).

Después pasamos por el Palacio Real, previa fila de un buen rato, y terminamos pasando un poco rápido por el Callejón de Oro para terminar saliendo del complejo del castillo e irnos. Había tanta gente en ese callejón que no nos dieron ni ganas de entrar a la casa donde vivió Kafka.

Como quedamos muy cansados, nos permitimos hacer una siesta e ir luego a ver la Casa Danzante frente al río Moldava. Estaba cayendo justo el sol y las fotos salían muy bonitas. Caminamos junto al río un rato y fuimos a cenar a una taberna medieval donde tomamos cerveza negra (a mí no me gusta, pero estaba muy buena) y probamos hidromiel súper fuerte y el mozo se reía de nosotros porque nos pegó jaja.

Luego de una última recorrida nocturna por Praga, le dijimos adiós a la ciudad porque al día siguiente nos tocaba partir temprano hacia Budapest.
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Como ven, hicimos bastante en la ciudad en 3 días, aunque algunos pueden considerar que desaprovechamos nuestro tiempo o que hicimos demasiado. Si ya conocen la ciudad, ¿qué lugares recomiendan visitar a los que no hayamos ido?