Ya les había comentado en un post anterior que, en las próximas semanas, el contenido del blog iba a cambiar. Ante la imposibilidad de viajar físicamente, me dispuse a invitarlos a viajar de otras formas, desde la imaginación hasta el paladar (con algunas recetas del mundo). En este caso, les traigo una receta francesa: el pan brioche.
Si nunca lo probaron, el pan brioche se destaca por su miga amarilla que se debe al uso de huevo, algo raro en otros tipos de pan. Es una mezcla de pan y postre, ya que se puede comer junto a otros acompañamientos salados como dulces.
Por ejemplo, en Niza lo probé como acompañamiento del café, como una especie de factura dulce con granas de chocolate encima.

Históricamente, el brioche aparece mencionado en una impresión de 1404. Se cree que se originó de una receta tradicional de la región de Normandía. Jean-Jacques Rousseau, en su autobiografía «Las Confesiones», describe cómo «una gran princesa», a la que se le dijo que los campesinos no tenían pan, contestó: «Qu’ils mangent de la brioche!«, cuya traducción sería: «¡Que coman brioche!». Esta frase es popularmente atribuida a María Antonieta.
El brioche, en ese momento, era un producto de lujo, ya que lleva huevos y manteca, algo poco habitual en esa época. Esto daba cuenta de la indiferencia de María Antonieta ante los sufrimientos de los campesinos… y así terminó, muerta en la guillotina. Así que el brioche está asociado a este etapa histórica de Francia.

Sea como sea, les recomiendo disfrutar de este brioche que es una de las mejores recetas del mundo. Sin más, les dejo la lista de ingredientes. Para conocer las instrucciones, vean el video que es muy completo.
- 500 gr de harina 0000
- 50 gr de azúcar común
- 100 gr de manteca en cubos
- 200 ml de leche a temperatura ambiente o levemente tibia
- 2 huevos grandes
- 10 gr de levadura seca (o 20 gr de levadura fresca)
Si les gustan este tipo de recetas o quieren que haga otras «recetas del mundo», no olviden dejarme un comentario. Mientras el mundo se recupera de esta pandemia, al menos viajemos a otros lugares a través de los sabores, porque viajar, ya vamos a volver a viajar.
¡Provecho!