Hermosa, la Dama de hierro se muestra elegante y sólida sobre la Ciudad de La luz. ¿Alguna vez creí que podría estar ahí? No sé, supongo que sí. Después de todo, si vas a París, es casi imposible no toparte con ella y no querer alcanzar su cima.

La Torre Eiffel está presente en la ciudad de una manera peculiar, de forma tal que desde miles de rincones podés verla, a lo lejos, inmutable. Fue construida por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de París en 1889, producto del arduo trabajo de 250 obreros durante dos años y poco más de dos meses.
Al principio, los parisinos la odiaban, querían tirarla abajo, aunque esto es muy típico de los franceses quejosos (sin ánimos de ofender). Fue «la estructura más alta del mundo» con sus 324 metros hasta el año 1930, cuando se construyó el Edificio Chrysler en Nueva York.
La Torre no puede estar ubicada en un lugar más bonito: a sus pies yace el Champ-de-Mars (Campos de Marte), un bello jardín del 7° distrito.

Y un día, subí…
Era un día de primavera naciente, a finales de marzo. Sebastian (mi novio), Gisella (mi amiga) y yo nos preparábamos para subir. No entendíamos muy bien para dónde ir, ya que había filas enormes de gente. Nos pusimos al final de una, sin saber bien por qué, y un señor estadounidense se terminó riendo con nosotros y envidiándonos un poco porque nosotros ya teníamos nuestras entradas compradas por internet. Era la fila para la boletería.
Pasamos directo al ascensor (yo oficié, como siempre, de traductora francés-español con los señores de seguridad), y esperamos a que la magia comenzara…
Bueno, la magia es un montón, pero un montón de gente apretujada para subir. Poco romántico, ¿no? Estábamos todos con nuestras cámaras de fotos tratando de capturar vistas inolvidables y momentos mágicos.
La entrada con acceso al ascensor nos costó alrededor de 13 euros cada uno. La vista desde la cima, no tiene precio. Me sentía como una nena en un parque de diversiones. Siempre había querido visitar la Torre Eiffel, y en ese momento estaba ahí. No lo podía creer.
Debo decir que la torre es imponente y da un poco de vértigo, pero es totalmente segura. El espacio «exterior», algo así como un mirador, es pequeño pero es el precio a pagar por estar en la cima. Había gente de todo el mundo. Incluso nos reímos con una familia musulmana que se nos acercó a solicitarnos en un tímido inglés si les tomábamos una foto, y cuando oímos que entre ellos hablaban en español, nos dio mucha risa. Obviamente, ellos también nos tomaron una foto a los tres (esa fue una de las pocas que tuvimos de los tres en todo el viaje).
A mí me encantó. ¿Y a ustedes?
Uy que ermosa es! me acuerdo que el deía que subí en el año 2008, sola, en parís, tuve que llamar por teléfono para compartirlo, y desperté a la santa de mi madre para que me acompañará en ese momento. fue un año de cambios para mí, por eso fue imposible no emocionarme ante semejante monstruo metálico. un beso viajera! 🙂
a mi también, aunque estaba nublado cuando subí y me dio un poco de rabia porque la luz no era la mejor :(. ¡pero las vistas me encantaron! y por cierto, subí a pie, solo hasta el 2º nivel, creo que hasta entonces no abía hecho tanto deporte en mi vida xd
yo subí por el ascensor porque sabía que no iba a subir por la escalera ni loca jaja. cuando vi las escaleras me alegré de subir por ascensor!
es que se necesita compartir ese momento! yo estaba acompañada por suerte, pero creo que también ubiese llamado a mi mamá. y sí, es ermosa. yo no lo podía creer. un beso viajera!
preciosa! he subido 3 veces, siempre con personas diferentes. y siempre a pie hasta el segundo piso, como una valiente! así conseguía ahorrar buena parte de la cola del ascensor y vivir el ascenso como un pequeño triunfo personal. eso sí, la penúltima vez mi amiga se ligó al ascensorista, que nos subió gratis hasta la tercera planta! fue un puntazo!
Creo que ni loca subo por la escalera jaja. me moriría en el camino!
no es para tanto. asusta un poco, pero luego es ir a tu ritmo. y alehop! te plantas allí en un santiamén! 😉 a mi por ahorrarme las colas me vale la pena
Supongo que es un buen ejercicio jaja. pero igual cuando yo fui no abia fila para el ascensor. solo abia mucha gente por todos lados.
Nosotros fuimos con la peque y el cochecito así que no tuvimos opción. Nos tocó ir con el ascensor jejeje
¡Saludos!