Quise escribir de una calle en particular pero no pude. Tenía pensado describir alguna calle de Buenos Aires pero… terminé por descartar la idea Me quedo con todas las calles que fueron «mi calle» durante un tiempo, un solo día, unas horas.
Recuerdo en Barcelona que mi calle era una avenida ruidosa frente a la Plaza de Urquinaona; y en París una calle de bares algo oscura. En Londres amé ese semi-círculo que rodeaba una placita con forma de transportador. Y en Madrid mi calle daba hacia el Museo del Prado. En Roma, mi calle era tranquila y en Amalfi bordeaba el mar.
En Río de Janeiro, mi calle tenía arena y podía ver la playa. En Arraial do Cabo, mi calle no estaba en los mapas. Y en Montevideo, mi calle no me gustaba.
En San Juan, mi calle estaba lejos de todo. En Salta, estaba cerca de la plaza principal. De la calle de Puerto Iguazú, no me acuerdo. Pero sé que hubo muchas calles en Mar del Plata, durante mi niñez, y las hubo en San Rafael o en Tandil, ya siendo más grande.
Egipto fue otro tema. En El Cairo y Luxor, el pavimento de mis calles parecía no existir. Eran calles-de-desierto, calles de estoy-en-África. Nunca había sentido tanto calor en mi vida, y jamás me había sentido tan extranjera en mi propia calle.
Uno va llevando su casa a cada lado donde pone sus pies. Home is where the heart is. En cada calle hay un pedacito de otra calle, otro lugar. Todas las calles son la misma calle. Son todas las calles, una calle. Porque soy yo la que las camina, y yo voy llevando mi hogar donde mi corazón está, y hacia donde mis pies van. Donde soy feliz.
Yo quiero que todas las casas sean mi casa y que todos los rincones ya no guarden secretos. Quiero que todos los países sean mi país y todas las ciudades, mi ciudad. El mundo se hace más cercano cuando no hay ellos o nosotros, cuando no hay fronteras y todos caminamos por el mismo lugar: el Planeta Tierra.
Foto: Pitt Street (Sydney, Australia), tomada en el año 1900
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¡cuántas calles! Estuviste en un montón de lugares 🙂 ¡y los que te esperan! jejejeje
qué lindo!
tener un ogar en cada lugar del mundo que pisas
me gustó la de «calles de estoy-en-África» muy bueno! jajaja
sí, me faltan un montón todavía! jeje
hola vickyta, gracias por comentar! sí, es la sensación que me provocaban esas calles. besos!
que cada lugarcito del mundo que pisas, sea un poquito tu ogar.
qué lindo!
me encantó la de «calles de estoy-en-África» muy bueno! jaja
ay! pensé que el anterior no se abía posteado y lo puse dos veces
ups!
qué de acuerdo estuve! yo también me dedico a apropiarme de calles y casas y me creo que son míos para siempre allí a donde voy!
.y las calles del «pago chico» donde andabas en bicicleta o vendias pulseritas con tu ermano 🙁 ? jajaja nada que envidikar a los vendedores de el Cairo 😉
Fe de erratas: envidiar en lugar de envidikar (que no se que es jajaja estos dedos de po.heredados del abuelo jajajajajaja, sorry)
Jaja eso me da vergüenza mamá! Jaja no sé cómo nos daba la cara para hacer esas cosas 🙂
qué coincidencia, marina! no debemos ser las únicas que sienten eso, me parece!
Jaja no hay problema 😉
ermoso, ermosas calles amiga!
qué lindo y qué difícil elegir sólo una calle. no creo que se pueda. cuando elegí la mía para el veo veo y armé el post, me quedó una sensación extraña por aquellas calles que dejaba sin comentar aunque algunas ya están el blog.
bueno, ahora me voy a caminar por las calles que nos dejaste que por lo que leo son muchas. me voy a ver que me encuentro.
un abrazo!
muchas gracias, Juan manuel! es imposible elegir sólo una calle, jeje! abrazo!