Como conté en el post anterior, Bariloche es un deleite para la vista. No pude evitar «instagrammear» todo lo que veía. Pero no voy a negar que es extraño cómo cambian los viajes en algunos años.
Hace algunos años yo no tenía smartphone, e incluso unos años antes que eso tampoco tenía cámara digital. La costumbre era llegar a casa y contarle en persona o por teléfono de línea a tus amigos, a tus familiares, a tus compañeros de colegio o de trabajo cómo te había ido. Era una experiencia mucho más cercana, más personal.
Pero, algunos años más tarde y con un blog de viajes, las cosas ciertamente cambian. ¿Por qué esperar a que tu familia escuche tu relato sobre tu viaje si pueden seguir casi en vivo todos tus pasos, siempre y cuando los compartas en la web? No somos muy conscientes de esto, pero cada vez que subimos una foto a Facebook para mostrar el lugar en el que estamos o tuiteamos una reflexión sobre algo, alguien nos está leyendo, viendo, siguiendo. Y eso es lo que hace poderosas a las redes sociales.
Por ese motivo, quise experimentar un viaje a través de mi cuenta de Instagram. Sé que no tengo cientos de seguidores pero me di cuenta que las fotos que uno puede tomar con un celular barato (como el mío) se pueden convertir en un contenido muy importante. ¿Por qué? Porque es fresco, porque es instantáneo, porque es mío, porque puedo hacerlo y porque no necesito una gran herramienta para poder llevarlo a cabo.
Les comparto las fotos que compartí estos últimos días de la hermosa Bariloche. ¡Que las disfruten!





















reblogueó esto en conurbano noticias.