Todos los años, la embajada de Francia en Argentina abre sus puertas en el marco de la Semana del Patrimonio Europeo. En este post les voy a contar sobre mi recorrido por el palacio Ortiz Basualdo, ubicado en la esquina de Cerrito y Arroyo, una zona elegante de Buenos Aires.
¿Qué decir del edificio? Es bastante impresionante verlo por dentro, ya que siempre que quise entrar a visitarlo me quedé afuera. Podría decirse que al fin conseguí mi objetivo 🙂

Primero hablemos de la ubicación de la embajada. No podría estar en un barrio más «paqueto». Está a pasitos de la Avenida Alvear, una de las más caras y más coquetas de la ciudad, donde están los hoteles caros y los negocios de lujo.
Un poco de historia
El Palacio Ortiz Basualdo perteneció a la familia de dicho nombre. Fue diseñado por el arquitecto francés Paul Pater y se construyó entre 1912 y 1918. Además de ser residencia de dicha familia, fue utilizado en 1925 para albergar al príncipe de Gales, Edward de Windsor, en su visita al país. Por si no lo recuerdan, fue rey y luego renunció al trono para casarse con una divorciada estadounidense. Además, era el tío de la actual reina Elizabeth del Reino Unido.

Francia recién se hizo con el edificio en 1939, cuando la familia Ortiz Basualdo se vio obligada a vender la propiedad por la crisis económica que atravesaba gran parte del mundo. En el palacio se instaló la embajada francesa y funciona ahí desde entonces. Aunque hubo planes de demoler el edificio durante la dictadura de los años 70, ya que querían ampliar la Avenida 9 de Julio y el palacio se los impedía. Por suerte no pasó.
El palacio
Ni bien entramos al palacio, nos recibió un guía del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para acompañarnos por todo el recorrido y contarnos sobre la historia del edificio y otras curiosidades.

La embajada se encuentra en un edificio que se considera ejemplo de la arquitectura francesa en Buenos Aires, más precisamente de la Escuela de Bellas Artes de París. La inspiración de este tipo de construcciones se encuentra entre el petit hôtel parisino y el estilo de mansiones «grand siêcle», que eran muy grandes y modernas para la época.
En el exterior es una maison típicamente francesa: tiene un torreón cilíndrico en la esquina, fachadas imponentes y una cúpula revestida en pizarra. Pero en el interior los estilos no son tan uniformes, ya que van desde las influencias inglesa, francesa y hasta escandinava.

Los salones decorados al estilo inglés son fáciles de reconocer porque están recubiertos en madera y no son tan elegantes ni tienen tantos detalles en dorado y colores pasteles como sí lo tienen los salones franceses. Es como estar en el Palacio de Westminster y pasar rápidamente al de Versailles en unos pasos.
Hubo dos casas de decoración europeas con sede en Buenos Aires que se encargaron del diseño interior del palacio: Jansen, de París, y Waring & Gillow, de Londres. Todo fue construido según los usos y costumbres de la primera parte del siglo XX: en el primer piso se recibía a las visitas, en el segundo vivía la familia y en el tercero se albergaba al personal de la casa.

Se ingresa al palacio por el torreón circular de la equina. Es un porche circular revestido en madera en las paredes y mármoles en los pisos, de claro estilo inglés, que cuenta con dos grandes puertas y una ventana de hierro forjado, a las que sigue una puerta de bronce vidriada. El mismo estilo se repite en la Escalera de Honor, por la que accedemos al primer piso.

Ya en el primer piso, vamos a ver todos los salones que se pueden visitar. Los otros dos pisos están restringidos al público porque tienen usos oficiales de la embajada.
Luego de subir la escalera, accedimos a un hall circular con varias puertas y arcos decorados con estilo Reina Ana. Hay varias pinturas colgadas en las paredes que fueron adquiridas por la embajada. Toda esta área fue renovada con el correr del tiempo, no es original en su totalidad.

Uno de los salones que se pueden visitar es el Jardín de Invierno del palacio. Era una habitación básicamente femenina, donde las mujeres de la familia Ortíz Basualdo pasaban sus días realizando actividades acordes a su edad y género (coser, leer, manualidades, jardinería, etc).

En el jardín, que en realidad era como un patio techado, el suelo era de mármol y el techo era de madera. Esta decoración pertenecía al estilo británico que contrastaba con otros rincones del palacio, donde los toques franceses de color y brillo eran llamativos.

Desde el jardín se pasa al comedor del palacio, también de estilo inglés. Es decir, con paneles de madera recubriendo las paredes y mobiliario en estilo Reina Ana (como las sillas, por ejemplo). En el centro de salón hay una gran mesa de madera y asientos para 24 comensales.

También hay una araña similar a la que tienen en el hall circular del primer piso y también un tapiz enorme en el centro de la sala.

Luego, la visita sigue hacia el salón de música, donde usualmente había música en vivo. La acústica del salón es especial para reproducir sonidos o tocar instrumentos. La decoración, en este caso, es claramente francesa, con un color celeste pastel, varios espejos y toques dorados.

En mi opinión, el lugar más impresionante de la visita es el Salón de Baile, que podría decirse que es casi una réplica pequeña del Salón de los Espejos del Palacio de Versailles. Es una sala bastante grande, con piso de madera, espejos en las paredes y cortinados bastante recargados en las ventanas.

El salón, también llamado «salón dorado», es digno de admiración. Como se ve, hay una pintura en el techo, réplica de Le Triomphe de Flore, obra que se encuentra en el Museo del Louvre. El estilo de este salón es un tardío Luis XV, con una chimenea de mármol blanco, decorada con bronces cincelados, además de figuras mitológicas en el cielo raso , detalles de hierro forjado en puertas y ventanas y dos arañas majestuosas.

Las otras dos salas que se recorren en la visita son el fumoir (o salón de fumadores) y la biblioteca. La primera servía como refugio donde los hombres se recluían luego de la cena para hablar de políticas y temáticas «masculinas». Era un salón donde las mujeres no tenían cabida, algo así como la contra parte del jardín de invierno con respecto a los hombres.

Por último, la biblioteca, que no es una sala demasiado grande pero que sirve a su propósito. Tiene estanterías altas hasta el techo y algunos sillones para sentarse. El estilo también es inglés, al igual que el fumoir.

De ahí se sale hacia la escalera de servicio, bastante angosta para llevar bandejas. No imagino cómo tenían que trabajar los pobres criados de los Ortíz Basualdo subiendo y bajando por ese lugar angosto.
Hice un video de la visita guiada, en el que incluí algunas de las explicaciones que daba el chico que dirigía el tour. Obviamente tuve que editar todo lo que grabé porque, de lo contrario, el video duraría una hora 😛
Información importante
Visitas: estos tours guiados se realizan únicamente una vez al año, durante la Semana del Patrimonio Europeo. La embajada no está abierta al público normalmente. Se suelen hacer eventos pero, al ser una embajada en funcionamiento, hay áreas del palacio que no están abiertas a los visitantes.
Yo tambien estuve ese dia! Hermoso edificio por dentro. Y a la salida fui a comer a la paza de enfrente que estaban los puestitos Viva Francia. Hermosa experiencia
Como puede gestionar 2 entradas para visitar La Embajada de Francia en Buenos Aires